Ignacio Navarrete está incursionando en el teatro con ´Notworking’, su primera obra escrita, dirigida, producida y actuada por él mismo, en la que busca mostrar, desde el humor y su experiencia personal, el desafío de emprender. Este 14 de diciembre presenta su última función en Teatro Mori del Parque Arauco.
Después de tres años de arduo trabajo y dedicación, Ignacio Navarrete, exalumno de Derecho UC, nos muestra su obra Notworking, stand-up comedy escrita, dirigida, producida y actuada por este joven actor que muestra, desde el humor, lo entretenido y desafiante del mundo del emprendimiento desde su experiencia personal, luego de crear junto a sus cofundadores la startup de mudanzas y bodegas Mudango.com, donde se desempeña como gerente de cultura y personas.
Hasta el momento, ha presentado cuatro funciones en Chile, alcanzando cerca de mil espectadores, además de llevar su propuesta teatral a Colombia y México.
¿Cómo partió tu afición por la actuación?
Esta faceta actoral partió desde muy chico. A los cuatro años ya hacía mis primeras imitaciones del Pato Donald y personajes de Disney, y de ahí pasé a imitar a mi familia y profesores. Y así, en la universidad, ni hablar de todos los profesores que imité. El teatro siempre fue una constante en mi vida, es mi forma de presentarme, de hacer reír, de expresarme, de hacer todas mis versiones y personalidades. Es pura curiosidad el teatro, ponerte en el lugar de otro. Y eso me encanta.
¿Por qué estudiaste Derecho, entonces?
Entre que no me dejaron y no me atreví a estudiar teatro, entonces ingresé a estudiar Derecho. Y creo que no me equivoqué, volvería a estudiar Derecho, porque me dio mucha estructura. En la obra hablo de eso. Elegí la Católica, además, porque es la mejor universidad. Cuando estaba en cuarto medio me dieron la posibilidad de ir a clases como oyente y me encantó la onda que había, el centro de alumnos, así que entré a la UC. Una vez adentro, lo que más me gustó de la UC es que me dio la posibilidad de irme de intercambio y me fui e Nueva York, a estudiar teatro a NYU, el mejor lugar en el mundo para estudiar actuación, y pude tomar el doble de electivos que me faltaban. Eso me encantó.
¿Qué recuerdos tienes de tu época universitaria?
Los mejores recuerdos son la Semana San Alfonso, cuando había competencias de sketch, que eran mini obras de comedia. Ese fue mi fuerte, ganamos todos los años que estuvimos. Yo los escribía y con mis amigos lo actuábamos. Era un imperdible. Además, para mí lo mejor fue que yo era el único actor entre todos los abogados. Además, a los profesores les encantaba que los imitara. A fin de año me pasaban su chaqueta para que los imitara en vivo e, incluso, rindiera los exámenes haciendo su imitación.
¿Cómo te decidiste a emprender?
Estaba trabajando en un reconocido estudio jurídico y ya al tercer año me metí a un MBA los fines de semana, con foco en emprendimiento. Y ahí apareció por primera vez este tema en mi vida y en la cabeza como una alternativa. Y me encantó. Me atrajo mucho esta idea de participar en un pitch donde tienes que presentar una idea, donde tienes que argumentar, convencer y ser sólido como un abogado y, al mismo tiempo, ser atrayente, motivante y que la gente crea en tus ideas, como actor. Entonces, era el complemento perfecto de mis dos mundos y fui muy feliz de hacer esa transición del Derecho hacia el emprendimiento y poder mezclar ambas habilidades.
¿De qué manera te sirvió estudiar Derecho para este nuevo desafío profesional de emprender?
Las herramientas que me dio el haber estudiado Derecho en la católica son muchas: me dio estructura, orden, el título de abogado te abre muchas puertas en Chile, el pensamiento lógico. Somos súper complementarios con los ingenieros, quienes principalmente están emprendiendo. Asimismo, me dio sentido de responsabilidad, el cumplir con los plazos, detectamos los riesgos y sabemos cómo sacar las cosas adelante a pesar de ellos. Creo que son herramientas súper útiles, además de poder hablar bien, escribir bien y argumentar.
¿Cómo nace Notworking?
La empecé a escribir en el 2019, ahí tuve la idea, y era tan desafiante que me demoré tres años y medio en lograr lo que hoy presento. Hasta ahora, he tenido cuatro funciones, con casi mil espectadores en Teatro Mori del Parque Arauco y de Recoleta, y en el Teatro C. Es mi primera obra unipersonal 100% original, escrita, dirigida, producida y actuada por mí. Hago 50 personajes del mundo del emprendimiento. Es una carta de amor al emprendimiento y una advertencia, también, para quienes no están destinados a eso, con mucho humor y mucho cariño. Al mismo tiempo, es una forma de agradecer a mi familia y amigos por acompañarme en este proceso.
¿Cuál es tu propuesta?
Es lo que he llamado un 'start-up comedy' donde busco acercar a la gente a lo que significa emprender. Ojalá que mucha se motive a hacerlo y también que le tengan respeto a esta vida que se puede ver como muy rockstar o glamorosa, y no lo es. Uno tiene que hacer un poco de todo, son días de mucha inseguridad, inquietud, con muchos obstáculos, pero que, al ir superándolos, vas creciendo infinitamente y mucho más rápido que en otros ámbitos.
¿Qué viene ahora para Ignacio Navarrete?
Seguir colaborando con mi start-up Mudango.com, junto a mi equipo y socios. Ya estamos en Chile, Colombia y México, y queremos que siga creciendo. Ahí mi rol es gerente de cultura y personas, y en ese rol buscaré continuar formando a nuestros equipos en toda Latinoamérica y hacer que Mudango sea un lugar increíble para trabajar. En cuanto a mis proyectos personales, estoy empezando una plataforma de desarrollo personal, coordinado con esto de cultura y personas, quiero llevar el impacto de lo que he aprendido aún más lejos de la mano de mi rol en Mudango. Quiero ir con la obra a otros países. Ya la presenté en Colombia y México. Ahora quiero llevarla a Perú, Estados Unidos y empezar a recorrer otros países y, ojalá, algún día llegar a Netflix con esta obra, como un especial de comedia. Me encantaría, es mi sueño que mucha más gente pueda verla. Por, sobre todo, después de estos años de descubrimiento de mí mismo y de sacar adelante estos proyectos que me llenan, quiero devolver la mano y tener un proyecto de impacto social y poder ayudar a otros con mi experiencia de descubrimiento vocacional, que otros puedan darse cuenta que el camino no es recto y que no todos los que deambulan están perdidos, como decía Tolkien.