Cada 13 de mayo el pueblo de Santiago recorre el centro de la capital junto a la figura religiosa. En esta oportunidad, alumnos, administrativos y profesores de nuestra Facultad, encabezada por el Decano, participaron con gran entusiasmo.

Con profunda devoción el pasado lunes 13 de mayo se desarrolló la tradicional procesión del Señor de la Agonía -o Cristo de Mayo, como se le conoce popularmente-, instancia en la que la comunidad de la Facultad estuvo presente.

La procesión del Cristo de Mayo se realiza desde 1648, y es una de las más antiguas y tradicionales del país. En ella, la Orden de San Agustín y los fieles de la ciudad llevan la figura religiosa tallada en madera desde la Iglesia de San Agustín hasta la Plaza de Armas de Santiago.

En la ocasión, se congregó para participar un entusiasta grupo de alumnos, administrativos y profesores de Derecho UC, encabezado por el Decano Gabriel Bocksang.

En este 2024, nuevamente nuestra Facultad ha tenido una participación muy profunda y entusiasta en la procesión del Cristo de Mayo. Ha sido una gran oportunidad para profundizar en nuestra espiritualidad, para compartir como comunidad Derecho UC, y para vivir un momento inolvidable en una de las manifestaciones más importantes de religiosidad popular que se desarrollan en nuestro país” aseguró el decano Bocksang. “Quisiera agradecerle a la Orden de San Agustín, y especialmente al Prior Provincial, P. José Ignacio Busta, por la gentileza y la generosidad con que han acogido una vez más a nuestra comunidad”.

Los alumnos presentes en la procesión también destacaron lo vivido durante la instancia. Así, Magdalena Santibáñez Cuevas, de tercer año, coordinadora Pastoral de Derecho 2024, esgrimió: “Definitivamente un regalo para que como comunidad pongamos el centro en Cristo. Fue un encuentro lleno de alegría, una oportunidad preciosa de vivir la fe en comunidad y de rezar juntos por nuestro país. Los agustinos nos recibieron con los brazos abiertos”.

María Jesús Sotomayor, de cuarto año, añadió: “Fue conmovedor ver la piedad y devoción de las personas congregadas a adorar al Cristo de Mayo; una representación de amor por Chile y nuestras tradiciones, pero sobre todo fue una experiencia de la Iglesia viva, aquella que sale a las calles de un frío lunes de mayo para acompañar al Señor en su procesión”.

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