La académica fue parte de un grupo de profesionales que amparó la postura chilena para que la Corte Internacional declare que el río Silala es un curso de agua internacional y que nuestro país tiene derecho al uso de sus aguas.

El pasado 1 de abril se iniciaron los alegatos de los equipos jurídicos y técnicos de Chile y Bolivia en la Corte Internacional de Justicia de La Haya por el caso Silala y donde se expusieron los argumentos de nuestro país respecto a la condición de aguas internacionales del río en cuestión.

La delegación nacional que comenzó con el trabajo durante el gobierno del Presidente Sebastián Piñera, fue encabezada por la subsecretaria de Relaciones Exteriores y Agente, Ximena Fuentes; por la co-agente Carolina Valdivia; el embajador en los Países Bajos, Hernán Salinas; la coordinadora de la Unidad Silala, Johana Klein; los abogados Claudio Troncoso, Andrés Jana, Luis Winter; el ingeniero civil especialista en ingeniería hidráulica, José Francisco Muñoz; y la profesora y directora del Departamento de Derecho Internacional de Derecho UC, Mariana Durney.

Contexto

En términos prácticos, el equipo chileno solicitó a la Corte que se juzgue y declare que el río Silala es un curso de agua internacional y cuyo uso se rige por el derecho internacional consuetudinario, por lo que Chile tiene derecho al uso equitativo y razonable de sus aguas.

Asimismo, se planteó que Bolivia tiene la obligación de prevenir y controlar la contaminación y otras formas de daño a Chile que resulten de sus actividades en el río Silala. A su vez Bolivia, quien en un principio negaba el carácter transfronterizo del curso de agua, presentó en el curso del proceso una contrademanda, y si bien reconoció la reclamación principal de Chile sobre la naturaleza del río, sostuvo que existe un curso de agua “artificial” o adicional a las aguas del Silala, producto de canalizaciones que se realizaron en su territorio, y respecto a las cuales se deben aplicar otros criterios especiales, e incluso una compensación por el hecho de escurrir y ser utilizados en Chile.

Para la profesora de Derecho Internacional, Mariana Durney, “la preparación de los discursos empezó cuando la Corte notificó a las partes la fecha en que se llevarían a cabo las audiencias. Se trabajó en seleccionar elementos de la posición jurídica que se quisiesen destacar con visión estratégica de litigante y tomando en cuenta otros factores relevantes”.

Reconocimientos

Al equipo chileno que trabajó durante las semanas de alegato, la profesora Durney destacó a María Trinidad Cruz, exalumna de Derecho UC que participó de la experiencia del concurso Jessup y que en conjunto con otras abogadas jóvenes tuvo la responsabilidad de preparar las llamadas “carpetas de los jueces” que se usaron en la audiencia. “Es un trabajo que no se conoce, que requiere prolijidad, conocimiento, compromiso, y sacrificio”, aseguró.

Además, la abogada felicitó a la Dirección de Investigaciones Científicas y Tecnológicas de la UC (DICTUC), por el trabajo realizado durante seis años y que consistió en respaldar el caso desde el punto de vista técnico y científico, así como “ilustrar acerca del fascinante mundo de la hidrología y geología”.

Experiencia con alumnos

Finalmente, y a días del término de los alegatos, la profesora Durney se mostró convencida de que la posición de Chile se apega del Derecho Internacional en cuanto los estudios indican que se trata de un recurso hídrico natural compartido entre dos Estados y que se encuentra regido por las reglas del Derecho Internacional Consuetudinario.

La forma en que jurídicamente se presentó y se discutió ante la Corte Internacional de Justicia son parte de la experiencia que tengo el privilegio de poder compartir con mis alumnos y con la comunidad UC. Con el curso de pregrado pudimos repasar desde el contenido de los discursos pronunciados y constatar cómo se relacionaban con la materia que estábamos pasando en clases, hasta resolver dudas sobre el por qué no todos los oradores usan peluca o toga, o qué tan aburrida es La Haya. En otras palabras, poder hacer vivo el Derecho, y su práctica, y no una mera abstracción teórica”.