En su intervención, el profesor Frontaura reflexionó sobre la educación pública en las universidades católicas y la libertad.

La Escuela de Derecho de la Universidad Católica del Norte dio inicio oficialmente al año académico con una ceremonia en la que participaron alumnos, funcionarios y académicos y que contó con la participación, en calidad de invitado, del profesor y vicedecano Derecho UC, Carlos Frontaura.

En la ocasión, el profesor Frontaura dictó la clase magistral ¿Hay educación pública en las universidades católicas?, instancia en la que reflexionó respecto del tema, afirmando que "según nos muestran diferentes tradiciones, hay una estrecha vinculación entre educación y libertad, en la medida en que el conocimiento de la verdad y del bien nos emancipan de nuestras angustias más profundas". ¿Cómo debe responder la Universidad a esta relación, a este requerimiento casi existencial de todo proceso educativo? se preguntó, al tiempo que agregó que esta interrogante está dirigida a nuestro presente y cómo la institución universitaria se hace cargo este asunto en los tiempos que corren.

Expresó que la universidad tiene una misión moral que puede encontrarse en sus inicios en el medioevo cristiano, aunque hoy se exprese de manera distinta. "Esa formulación nueva tiene que ver con aquel efecto más negativo, que es consecuencia de la combinación de características de nuestra época, principalmente a la ausencia de una conciencia sobre la existencia de límites a la acción del hombre y en ese sentido la Universidad está llamada a cumplir la función de reflexionar y hacer que se tome conciencia sobre este desborde y sobre la necesidad imperiosa de establecer límites objetivos".

Agregó que esta función de la Universidad es necesaria para evitar el pronóstico que hizo Hannah Arendt sobre la posibilidad de que se llegara a la incapacidad de 'entender', es decir pensar y hablar sobre las cosas que podemos hacer, separándose el conocimiento –o 'know how'-del pensamiento quedando atados sólo al saber hacer.

Concluyó que la Universidad debe jugar un papel central en esto, haciéndose cargo fundamental en de la resolución de conflictos en torno al derecho a la educación, la libertad de enseñanza y la universalidad del acceso a la educación, asegurando que todas las universidades ‒y, por cierto, las católicas‒ deberán adoptar los resguardos que le permitan mantener el espacio de reflexión y razonamiento propiamente humanista, sin reemplazarlo por una especie de 'industria cultural'".

"Quienes, acogiendo aquellos aspectos necesarios y convenientes de una cultura que establece la mensura como criterio ordenador de todo, al mismo tiempo, dejen el ámbito suficiente para la formación de personas, cumpliendo con la misión moral de la Universidad, de manera que el único criterio que las rija sea el servicio a la verdad, seguirán entregando una educación pública, sean católicas o no".

Durante la solemne instancia, el decano de la UCN, Cristián Aedo, hizo un repaso por los principales logros y desafíos que enfrenta la institución, e hizo entrega de un reconocimiento a la Secretaria General de la UCN, Victoria González, por su trayectoria y legado a la Facultad de Derecho.