La actividad organizada cada año por el Centro de Alumnos Derecho UC, se estructuró en base a los paneles 'Los 100 días de Bachelet' y 'El modelo económico chileno'.
Cerca de 250 personas participaron en una nueva versión de Jóvenes del Bicentenario, actividad en que Derecho UC abre sus puertas para generar un espacio de discusión y reflexión en torno a los grandes temas que acontecen a nivel nacional. "Este foro, que nació con el nombre de 'Jóvenes camino al Bicentenario' buscó ser una instancia de discusión sobre el Chile que queríamos y hoy, como un espacio consolidado, los invitamos a revisar con visión crítica el presente nacional y formarnos una postura fundamentada en base a sus creencias", declaró Ricardo Sande, presidente del Centro de Alumnos Derecho UC, en su discurso inaugural.
La jornada se dividió en dos paneles temáticos: en el primero de ellos titulado Los 100 días de Bachelet, el que contó con la participaron Felipe Kast, economista y diputado por el Distrito 22; Patricio Vallespín, geógrafo y diputado por el Distrito 57; Jaime Bellolio, ingeniero comercial y diputado por el Distrito 30; y Sebastián Iglesias, abogado Derecho UC, ex subdirector de Sernatur y es jefe de Gabinete del Ministerio Economía.
Felipe Kast comenzó su intervención aludiendo a su "frustración" durante estos primeros días de gobierno, abordando principalmente cómo se pretende cambiar el sistema educacional chileno y cuáles serán los mecanismos para financiarlo. "Compartimos la necesidad de hacer una reforma tributaria, pero pensamos que el vehículo que adoptó el Gobierno puede ser muy nefasto, ya que los inversionistas pueden fácilmente tomar su capital e invertirlo en otra parte", agregando que su gran preocupación es "que no pase nada, que sea sólo un discurso político y que en tres años más tengamos la misma educación, la misma desigualdad con una reforma tributaria aún peor".
Patricio Vallespín, en tanto, evaluó el Gobierno positivamente en relación a ciertos aspectos que, a su parecer, son fundamentales: dinamismo del ejecutivo, instalación de la autoridad, cumplimiento de compromisos en los tiempos fijados, buen manejo de conflictos y de agenda pública, convicción de la alianza política y el trabajo mancomunado entre el poder ejecutivo y legislativo. "Todo lo que se ha prometido, se ha entregado o está en proceso. Pueden haber discrepancias, pero no hay dudas de la eficacia y eficiencia de cómo se han desarrollado los procesos".
A juicio de Jaime Bellolio la discusión de los proyectos "no es el interés del gobierno", ya que se pretende hacer un borrón y cuenta nueva, y esto no necesariamente es lo que el país necesita. "Nos seguimos mirando el ombligo y pensamos que cada cuatro años tenemos que apretar reset en vez de tomar aquello que fue bueno y mejorarlo", agregando que se necesita fortalecer una sociedad que se una en pos de la construcción de un país donde se fomente la dignidad humana y la libertad.
Por último, Sebastián Iglesias se refirió al "frenesí legislativo brutal" producido ante la ansiedad por cambiar las cosas, donde a su parecer hay una renovación jurídica y claridad profunda de los fines, afirmando que "el problema del Gobierno es que transformó el programa en paradigma, y hay muchas cosas que éste no resuelve", a la vez que se enfrenta a una oposición "confundida, enceguecida, sin liderazgos claros y con problemas internos que se han ido agudizando".
En tanto, en el segundo panel titulado Modelo económico chileno, intervinieron Ernesto Silva, abogado y diputado por el Distrito 23; Fernando Atria, abogado y académico Universidad de Chile; José de Gregorio, economista y ex presidente del Banco Central; y Cristián Larroulet, economista y ex Ministro Secretario General de la Presidencia. Los invitados debatieron sobre el modelo de economía de mercado de nuestro país, sus beneficios y desventajas, y sus respectivas posturas sobre modificaciones al sistema de tributación.
José de Gregorio manifestó que el sistema económico chileno ha traído grandes beneficios para el país: "Chile ha progresado en los últimos 25 años una enormidad, como no había ocurrido en su historia económica y de manera ejemplar en muchos países en desarrollo, pero todavía tenemos falencias, porque políticas que fueron efectivas para un momento específico hoy quizás no lo sean".
En el caso particular de la educación, De Gregorio advirtió que "la subvención escolar pasó de un sistema de subsidio escolar a un sistema subsidio a la oferta. Hacer eso con recursos públicos a mi parecer no es lo correcto, es algo que tenemos que cambiar y para hacerlo necesitamos recursos y aquí viene la parte fea: hay que pagar más impuestos".
El problema que existe con el modelo económico chileno, comentó Fernando Atria, es muy sencillo: "Chile es una sociedad de mercado como probablemente no hay otra en el mundo, llevado a sus extremos, y hay cuestiones que no pueden quedar a su amparo como la educación, la salud, la seguridad social, la planificación urbana o la matriz energética, porque se trata de derechos sociales".
"Lo que se está proponiendo en educación", añadió, "es precisamente modificar el régimen de provisión, no para estatizarla, sino para que aun siendo privada, no opere como si fuera de mercado, sino como un sistema de provisión de servicio para el cual todos los ciudadanos tienen el mismo derecho. Ese es el sentido".
Desde una perspectiva más técnica y práctica, Cristián Larroulet explicó en cifras cómo ha evolucionado el país a partir del sistema económico que hoy opera en Chile. "Según el Banco Mundial somos líder en crecimiento económico, en América Latina somos número uno en ingreso per cápita, el país que más ha disminuido la pobreza en los últimos 24 años según la OECD, además de ser la democracia más valorada junto a países como Uruguay y Costa Rica". Advirtió que en educación no estamos bien, pero que esto se debe a un retraso de casi un siglo de diferencia en cobertura educacional si nos comparamos con países como Alemania. "Este modelo tan criticado, tan vapuleado, ha sido el más exitoso en la historia social y económica del país", sostuvo categóricamente.
Para finalizar, Ernesto Silva planteó en su intervención la necesidad de plantear temas de fondo antes de realizar cambios: "¿qué entendemos por progreso y bienestar? A mi juicio eso es lo que está en el corazón del debate social". Para Silva, no es necesario cambiar de raíz el sistema, porque éste se encuentra en constante perfección. "Lo que se necesita es levantar las preguntas que se requieren para satisfacer las necesidades de los chilenos de hoy y del futuro, desde el principio de la libertad", concluyó.
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