Desde ahí espera con humildad, paciencia y docilidad a la Gracia, utilizar el Derecho para buscar "el Reino de Dios y su justicia".
"Creo que es muy común que dé miedo dar el paso de iniciar formalmente un discernimiento vocacional. Uno comete el error de ver la vida consagrada sólo en clave de renuncias", asegura la exalumna Javiera Corvalán, quien tras diez días de dar el examen de grado se incorporó al catecumenado de las Cruzadas de Santa María. "Pero mirando para atrás, me doy cuenta de que ese enfoque es equivocado. La auténtica vocación de cada cual, sea cual sea, es una llamada de Dios y por tanto a la plenitud. Cristo no quita nada y lo da todo".
Así, el 1 de octubre, día en que se conmemora a Teresita de Lisieux, la egresada de nuestra Facultad, movida por el ideal de instaurar todas las cosas en Cristo, tomó la decisión de iniciar un camino en la vida consagrada. "Al tratarse de una consagración laica, se busca trabajar y luchar, con el imprescindible auxilio de la Gracia, para que todo lo temporal alabe a Dios: la cultura, la enseñanza, la política, el trabajo, las artes. Que todo sea para la mayor gloria de Dios, como decía San Ignacio de Loyola".
La labor pastoral de esta comunidad, agrega, quien también fue consejera de Facultad en 2013, está enfocada mayoritariamente en los jóvenes, a quienes se les ofrece una formación humana y espiritual, por medio de ejercicios espirituales ignacianos, células de formación semanal, encuentros universitarios, adoración al Santísimo, campamentos y misiones, entre otros.
Las consagradas pertenecientes a este instituto secular fundado en los años sesenta por el jesuita español Tomás Morales -y que está presente en dieciocho diócesis en España, así como en Alemania, Italia, Irlanda, Perú, México, Colombia, Uruguay, Estados Unidos, Camerún y Chile- viven una plena disponibilidad para el servicio de Dios y de la Iglesia, profesando los consejos evangélicos de castidad, pobreza y obediencia; y, al mismo tiempo, permanecen en medio del mundo. Desde esta última perspectiva, se trata de un estilo de vida compatible con el ejercicio del Derecho.
"Termino la Universidad profundamente agradecida por todo lo que aquí recibí; entre otras cosas, una carrera. Es cierto que el Derecho lamentablemente se usa muchas veces para promover cosas injustas, pero bien utilizado puede y debe ser una noble herramienta al servicio de los débiles, pues tiene por fin la justicia. Pienso que es una carrera desde la cual se puede, con humildad, paciencia y docilidad a la Gracia, buscar el Reino de Dios y su justicia, y así constatar que todo lo demás viene por añadidura".