El Mercurio
Señor Director:
El Dr. Zegers, en su réplica de ayer, nos reprocha no atender a sus argumentos científicos y jurídicos para negar la personalidad del individuo humano no nacido. Sin embargo, no hay tales argumentos, como queda claro en esa misma réplica: lo que la evidencia científica muestra es el progresivo desarrollo y despliegue de potencialidades de un sujeto único y distinto. Pero no hay nada, en esa evidencia, que permita negarle a ese individuo la condición de persona.
Tal negación sería una conclusión filosófica, no científica, que por ello mismo no puede hallarse contenida en la premisa de la progresividad del desarrollo prenatal. La auténtica razón que permite constatar la personalidad de un sujeto es su reconocimiento en nuestra propia naturaleza humana, como un otro yo —y, por eso, alguien y no algo—, sin importar su raza, sexo, edad o el grado en que ha desplegado sus potencialidades.
La progresividad del desarrollo del individuo, de hecho, continúa después del nacimiento, tanto en su dimensión biológica (crecimiento, madurez orgánica, actualización de capacidades sensitivas, etcétera) como cognitiva, social y moral (habla, interacción social, conciencia, capacidad abstractiva, etcétera). Deducir de la progresividad del desarrollo prenatal, el carácter no personal de ese sujeto es tan arbitrario como deducirlo de la progresividad del desarrollo posnatal.
Es por esto que no hay tribunal, ni autoridad alguna, que tenga un poder legítimo para confirmar tan injusta discriminación arbitraria. De aquí que la existencia de sentencias internacionales que incurran en tal discriminación no aporta ningún argumento válido para los efectos de esta discusión.
Por último, concordamos con el Dr. Zegers en la necesidad de hacer un uso respetuoso de la razón.