La Segunda

Cristián Saieh 158x1582

Estamos en una nueva semana de las negociaciones del mundo político por el camino constitucional y le pedimos al abogado UC Cristián Saieh -reconocido internacionalmente en materias de negociación y quien dirige además el Programa de Negociación de la PUC- que explicara estratégicamente los pasos que han dado los partidos estos días.

'Es un caso tipo de negociaciones multipartes, que son extremadamente complejas, especialmente en política, ya que involucran los intereses particulares y divergentes de muchas personas y organizaciones. La mirada política es particular: están en juego elecciones, pactos, cargos políticos, pasadas de cuentas, en fin. A lo anterior se agrega la atenta mirada de la ciudadanía, que ya demostró sensatez', explica de entrada Saieh, quien también es árbitro y mediador del Centro de Arbitrajes y Mediaciones de la Cámara de Comercio de Santiago, y socio del estudio Puga Ortiz Abogados.

-Has señalado que en todo proceso de negociación es básico querer llegar a acuerdos. La derecha antes del plebiscito se comprometió a los cambios y para la izquierda es una demanda histórica. ¿Es suficiente como para que la alternativa 'no hacer nada' deje de ser una opción para alguna de las partes?

-En una negociación, hacer nada, es solo factible cuando tienes un buen Plan B, por fuera de la mesa de negociaciones. Acá no existe Plan B. No hay escapatoria para ninguno de los actores. A algún acuerdo constitucional habrá que llegar. La mayoría de los chilenos quiere que los políticos se preocupen de lo contingente: seguridad y economía. La Constitución no es prioridad para la ciudadanía. Lo dice toda la evidencia disponible.

-¿Cómo llegan los distintos actores a esta negociación?

-Con el triunfo tan aplastante del Rechazo, la derecha se siente confiada y con mucho poder, lo que es peligroso. Por su parte, la izquierda sufrió un duro golpe y lo sabe, aunque su autocrítica ha sido escasa, lo que genera negociaciones más competitivas. Para equilibrar el poder, es mejor reconocer el fracaso, con elegancia, pero reconocerlo, ya que eso genera confianza, abre el camino a la cooperación, para que los intereses del perdedor sean considerados.

-¿Por qué dices que es peligrosa la ventaja que siente tener la derecha?

-La derecha no debe confiarse ni marearse, porque el poder en las negociaciones, especialmente las políticas, es líquido y dinámico. Debe evitar crear un clima de confrontación por sentirse ganadora. En una negociación política, cuando uno tiene el poder, en vez de usarlo para imponer es mejor usarlo para cooperar, aunque parezca contraintuitivo. La ventaja en una negociación política es muy dinámica. Si la derecha es inconsistente con sus promesas y dificulta el camino para una nueva Constitución, trasladará de inmediato el poder a su contraparte.

-¿Adquiere alguna ventaja el que mueve la primera pieza: desplegar las posiciones, como lo hizo la derecha el viernes?

-Dar la primera oferta puede generar el efecto 'anclaje', que es un sesgo cognitivo que fija las expectativas de la otra parte. Si esa primera oferta es agresiva, pero no ridícula, la parte que la recibe piensa: 'con esfuerzo, llegaremos a un acuerdo'. Al parecer, esto es lo que ocurrió con la oferta de la derecha. Las partes sienten que llegarán a un acuerdo.

La importancia de las 'monedas baratas'

-Pareciera que no se mostraron todas las piezas, pues la derecha antes dijo estar dispuesta a declarar Chile como Estado social de derecho, y eso no está en su propuesta. Además hay algunas que estarían pasadas de tejo. ¿Está dejándole a la contraparte triunfos que enarbolar? ¿Qué tan clave es dejar estos espacios en una negociación?

-Es clave dejar espacios para negociar y sacrificar aspectos menos relevantes, a cambio de los que son muy importantes para uno. En negociación, son las llamadas monedas baratas. Mientras más de estas tengo, más obtengo. Es evidente que en la propuesta de la derecha hay de ellas.

-Javier Macaya (UDI) y Diego Schalper (RN) han dicho que lo planteado no es inamovible y que no está escrito en piedra. ¿Esa es una buena actitud negociadora o sólo muestra debilidad?

-No muestra debilidad, sino pragmatismo político y negociador. La inflexibilidad genera desconfianza y confrontación. Es el momento que la izquierda muestre también espacios para cooperar, ya que en el pasado solo mostró interés en imponer y, mira cómo les fue… Apruebo Dignidad y la Lista del Pueblo dieron una clase magistral de cómo no hay que negociar.

-Los que se sientan tienen la presión de las bases para extremar posiciones. ¿Cómo enreda eso el proceso y qué deben buscar los negociadores en ese plano?

-Las negociaciones multipartes son las más complejas. Requieren de mucho diálogo interno, búsqueda de alianzas, capacidad de encontrar intereses comunes, ceder. En este tipo de negociaciones lo peor es la confrontación, ya que son muchos los intereses diversos y antagónicos a consensuar. Es muy delicado.

-¿Qué actitudes recomiendas en las próximas etapas para que la negociación se encauce?

-La actitud es justo la contraria a lo que ocurrió en la Convención. Haber aislado y ninguneado a la derecha trajo costos irreversibles para la izquierda y su finalidad de refundar Chile. Cuando hablamos de un proyecto tan relevante como una nueva Constitución, que es un proyecto país, aunque sea majadero y cliché, hay que construir un gran consenso, dejar el extremismo y los intereses identitarios. Como dicen los matemáticos, con el resultado del plebiscito 'ha quedado demostrado' que los chilenos no se tragan cualquier cosa.

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