El Mercurio

Daniela Rivera Bravo 158

Sequía, impacto, preocupación, pánico, apatía, sequía. Esas son las fases del denominado ciclo que se reitera, una y otra vez, en muchos sitios, En Chile, hoy está en la fase de preocupación, ad portas de entrar al pánico, producto de lo que ya se ha catalogado como una por su magnitud y extensión, tanto temporal como espacial. Trece años han transcurrido a lo desde que esta situación comenzara a dar sus primeros indicios, ¿Qué hemos hecho desde entonces? podría ser una expresión que describe el escenario. Peor aún, en las grandes ciudades el consumo diario de agua por persona aumentó un 149% en los últimos seis años, legando a un promedio de 170 litros/persona/día, muy por encima del promedio de los países OCDE. Esta ruta y forma de actuación son insostenibles, Debemos dejar solo de preocuparnos y, de una vez, "ocupamos" de una delas peores crisis que vive el país, que nos afecta (o afectará) a todas y todos y frente a la cual no podemos seguir pasivos, esperando la próxima lluvia (ojal), la cual probablemente tendrá el efecto de cual magia, la consternación el interés y el sentido de urgencia que el agua tiene y merece.

Las acciones y ajustes requeridos son varios (institucionales, normativos, culturales, políticos, entre otros), pero todos tienen un sustrato común: nuestra relación con el agua debe cambiar y eso exige el esfuerzo y voluntad de actores públicos, privados, de la academia, de la sociedad en su conjunto. No sigamos dando vueltas en un círculo vicioso activémonos por el agua, y hagámoslo ya.

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