El Mercurio

jose joaquin ugarte

Señor Director:

El padre Jorge Costadoat, bajo el título "¿Progreso doctrinal en la moral sexual católica?", ha sostenido el domingo en esta página, en relación con el Sínodo sobre la familia convocado por el Papa para 2015, que hay un abismo de distancia entre lo que la jerarquía enseña y lo que los católicos piensan y practican sobre: I) anticoncepción artificial; II) la comunión de los divorciados vueltos a casar, y III) la vida sexual fuera del matrimonio: relaciones prematrimoniales y convivencias hetero y homosexual. Añade el padre Costadoat que la Iglesia no habría sobrevivido dos mil años sin hacer ajustes a su doctrina ante los desafíos históricos y culturales, y que el Papa y el episcopado tienen la obligación de interpretar el sentir de los fieles, cabiendo esperar ahora un "progreso doctrinal".

Estas opiniones del padre Costadoat merecen las siguientes observaciones:

a) Desde el Derecho Natural: que evidentemente la naturaleza no hubiera hecho la unión sexual y el amor conyugal si el ser humano no tuviera que reproducirse; y que, por tanto, la sexualidad tiene por fin primario la procreación, y por fin secundario, que no puede ir contra aquel, el amor y unión conyugales, y que tanto la reproducción como ese amor suponen el matrimonio estable y exclusivo; es decir, monogámico e indisoluble. En este supuesto, no pueden ser moralmente admisibles la anticoncepción artificial, ni el divorcio, ni las relaciones prematrimoniales, ni la convivencia, ni mucho menos la unión homosexual.

Por eso Platón, sin haber alcanzado luz evangélica, nos propone en Las Leyes como conforme con la naturaleza, una que exija la continencia hasta el matrimonio, que ha de ser de macho con hembra; la indisolubilidad de este; que no se siembre en surcos donde la semilla no ha de germinar; que no se dé muerte deliberadamente al género humano, y que el hombre se abstenga de unirse a otro hombre (Leyes, 839 a-b; 840 c).

El Derecho Natural es inmutable y obligatorio para todos, de modo que ningún "progreso doctrinal" puede esperarse en estas materias.

b) Desde el Evangelio: que el matrimonio es entre hombre y mujer, y que es indisoluble, de modo que quien repudia a su cónyuge y contrae nueva unión, comete adulterio: grave falta (Mateo 19, 3-9); que por no reconocer los infieles a Dios, cuyo esplendor invisible es manifiesto en las creaturas, Él los entregó a pasiones infames, "pues sus mujeres invirtieron las relaciones naturales por otras contra la naturaleza; igualmente los hombres, abandonando el uso natural de la mujer, se abrasaron en deseos los unos con los otros" (San Pablo, Romanos, 1,26-27); y que no puede la santa eucaristía recibirse en estado de pecado grave (San Pablo, I Corintios, 11,27).

c) Desde el ejemplo decente de Cristo: que el Señor, cuando muchos discípulos se escandalizaron, y lo dejaron porque Él les dijo que habían de comer el propio Cuerpo y beber la propia Sangre de Él, no retrocedió, no atemperó su enseñanza, ni la cambió, para que no se fueran los doce; antes les preguntó si querían irse ellos también, y entonces Pedro le dio aquella histórica respuesta: "Señor, ¿dónde quién vamos a ir? Tú tienes palabras de vida eterna y nosotros creemos y sabemos que Tú eres el Santo de Dios" (Juan 6, 60 y ss).

d) Desde el Catecismo oficial de la Iglesia: que antes de la segunda venida de Cristo, la Iglesia deberá pasar por una prueba final...: "'el misterio de iniquidad' bajo la forma de una impostura religiosa que proporcionará a los hombres una solución aparente a sus problemas mediante el precio de la apostasía de la verdad" (N.° 675).