El Pulso

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-"QUIERO SOLICITARLES que en la forma más objetiva me den sus opiniones si debemos cambiar al cuerpo técnico. Yo tengo mi idea, pero es sólo una apuesta que puede o no ser solución", fue la pregunta que hizo este lunes el presidente del equipo de fútbol San Marcos de Arica S.A., Carlos Ferry, no al directorio del club, sino a los hinchas de uno de los colistas del Campeonato Nacional.

¿Una muestra del amateurismo que existe en los gobiernos corporativos del fútbol, o una evidencia de que los códigos que existen en el mundo del balompié son totalmente distintos al de otras sociedades anónimas tradicionales? Es que a pesar de que la comunidad de negocios hace tiempo se hizo de un espacio en las canchas, aún no logra acostumbrarse a un escenario donde los stakeholders no sólo son accionistas, sino hinchas movidos por la pasión de una camiseta cuyo objetivo no es maximizar utilidades, sino levantar una copa, lo que no siempre va de la mano.

Personajes connotados del mundo financiero ya han tenido que lidiar con ello. Leonidas Vial, propietario de cerca del 10% de Blanco & Negro (B&N) y socio de Larrain- Vial, firma que administra un 20% de los acciones de la sociedad, es hoy el mejor ejemplo. Si bien no preside la firma es el blanco de críticas de la hinchada colocolina en un contexto donde pese a que el patrimonio de la sociedad ha sido decreciente en los últimos años, en 2012 fue un 50% mayor que en 2006, cuando Claudio Borghi encadenó dos títulos con la camiseta alba.

Cristián Varela, ex presidente de B&N y actual gerente general de ChileFilms, tampoco gozó del apoyo de estos poco tradicionales "clientes", que en algunos casos son accionistas minoritarios, a pesar de que los resultados durante su gestión subieron un 686%. Y en Azul Azul, Federico Valdés asumió la presidencia luego de que la quiebra del equipo de la Universidad de Chile, liderando un período (2007-2011) en el cual las cifras crecieron meteóricamente, con ingresos que escalaron 490%, y con cifras de última línea que pasaron de una pérdida de $434 millones a una ganancia de $71,6 millones, gracias a campañas brillantes que llevaron a la "U" a levantar la Copa Sudamericana, una celebración donde, según él mismo reconoció, igual sufrió las pifias de Los de Abajo.

Es que las presiones en este mundo son potentes, lo que ha derivado en que ejecutivos que podrían componer el directorio de cualquier compañía IPSA, lidien con prácticas ajenas al de las grandes empresas, con objetivos cortoplacistas, una alta rotación de directores, e incluso constantes errores en los estados financieros de las sociedades.

Cosas del fútbol ¿Cómo se explica este fenómeno? Para Matías Zegers, director ejecutivo del Centro de Gobierno Corporativo UC, "el directorio está para agregar valor a la compañía. Y el producto que aquí tienes es efectivamente corto placista. Que te vaya mal en una competencia afecta a una compañía como un todo. Tienes un producto muy perecible (...) Es muy difícil que una persona busque mostrar resultados cuando tiene que poner en funcionamiento a un grupo colectivo de personas en un corto plazo. En una compañía convencional, el tiempo de espera es prudente. Alex Ferguson (DT del Manchester United desde 1986) es un caso único".

Para Alvaro Clarke, ex titular de la Superintendencia de Valores y Seguros y quien participó en la creación de la Ley de Sociedades Anónimas Derportivas (SAD), afirma que la coyuntura por la que atraviesa, por ejemplo B&N, se da en un contexto donde todavía las S.A. en el fútbol "son un sector nuevo, muy expuesto a la opinión pública. Por eso los cambios de directorio, propiedad, resultados, molestias de los hinchas, son muy considerados por la opinión pública". A su juicio, en Chile "se confunde el principio de asignación de recursos. Es decir, al entrar a la propiedad de una sociedad anónima, ¿qué estoy buscando? ¿Obtener rentabilidad y riqueza o formar parte de la afición del club?".

Consejos a considerar En el fútbol los resultados mandan, "los goles se hacen, no se merecen" dice una de sus leyes. Pero no siempre se saldrá campeón ni la acción arrojará dividendos, pues todo depende de lo que hagan 11 personas en una cancha".

Sin embargo, algunas buenas prácticas se pueden considerar.

Dieter Linneberg, director ejecutivo del Centro de Gobiernos Corporativos de la Universidad de Chile, explica que una de éstas es una mayor diversidad en los directorios.

"Este es un negocio al que no están acostumbrados muchos directores".

Entonces es imprescindible un abanico amplio de opiniones, con direc- tores que no sólo conozcan el mundo financiero, sino por ejemplo del mercado de pases o que simplemente hayan tenido una estrecha relación con el fútbol".

De hecho, en España existen postgrados en dirección de empresas deportivas.

Para Matías Zegers, "sería una buena política tener un buen control de gestión, creando indicadores para directores técnicos que permita evaluarlos sobre éstos".

Esto, entre otros desafíos. Por ejemplo, han sido permanentes los cuestionamientos por parte de la SVS a los estados financieros de los equipos de fútbol, en circunstancias de que éstos están dirigidos por gente que sabe de balances, debido a las mismas particularidades del "deporte rey". "Ha sido difícil determinar una metodología que permita valorizar los jugadores. Nicolás Castillo (delantero de la Universidad Católica), antes del Sudamericano Sub 20 valía X, pero después de ello valía 2X en un espacio de tiempo de dos a tres semanas, lo que hace que tu balance sea muy distinto. Esto se ha ido tratando, pero aún así se trata de un producto muy complejo", afirmó Zegers.

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