El Mercurio
China, nuestro principal socio comercial, está en plena actividad política desde comienzos de marzo.
El Comité Nacional de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino (CCPPC), el órgano consultivo más importante del país, comenzó sus sesiones el domingo 3 de marzo. Entre otros temas, sus cerca de 2.200 miembros discutieron sobre las propuestas que enviaron al Congreso Nacional del Pueblo (CNP), que comenzó sus sesiones el martes 5 y que tiene una duración de dos semanas.
El CNP, el órgano legislativo más importante del país, tiene alrededor de 3.000 delegados, incluyendo miembros del Ejército, monjes, representantes de minorías étnicas y líderes empresariales, que en su gran mayoría pertenecen al Partido Comunista Chino.
La importancia del congreso de este año radica en que hay un recambio de las más altas autoridades. Xi Jinping fue nombrado Presidente, después de cuatro meses de haber sido nominado Secretario General del Partido Comunista Chino, reemplazando a Hu Jintao.
Xi, nacido en 1953, es hijo de Xi Zhongxun, uno de los fundadores de la República Popular China. Después de hacerse miembro del Partido Comunista en 1974, estudió ingeniería química y obtuvo un doctorado en teoría marxista en la Escuela de Humanidades y Ciencias Sociales en la Universidad de Tsinghua, en Beijing. Ha estado ascendiendo en la jerarquía en Hebei, Fujian y Zhejiang, para finalmente llegar a Shanghai, donde alcanzó a ser la autoridad más alta del Partido en 2007. Su esposa es Peng Liyuan, una famosa cantante popular.
Li Keqiang , por su parte, fue nombrado Premier a cargo del Consejo de Estado, en reemplazo de Wen Jiabao. Li nació en 1955, de humildes orígenes rurales. Estudió en la Universidad de Beijing, licenciándose en Derecho. Se hizo miembro del Partido en 1976, y además cursó un doctorado en economía. Su esposa es profesora en una universidad de Shanghai.
Wen abrió las sesiones diciendo que hay que "lograr la unión de todos como si fuésemos uno y trabajar duro para finalizar la construcción de una sociedad moderadamente próspera en todo respecto, logrando el rejuvenecimiento de la nación china". Colocó un nuevo conjunto de metas para el 2013, entre las cuales cabe destacar un crecimiento del PIB de 7,5%, una inflación de 3,5%, un déficit proyectado de US$ 190,48 mil millones (2% del PIB), crear más de 9 millones de empleos urbanos y mantener o bajar la tasa de desempleo urbano a 4,6%. Asimismo, tocó temas de gran importancia para el futuro del país, como la diferencia en riqueza y oportunidades entre los ciudadanos urbanos y rurales, mejorar la seguridad social de los pobres, seguir luchando contra la polución ambiental y la corrupción. En su discurso, Wen también recibió aplausos cuando prometió que China "defenderá resueltamente su soberanía, seguridad e integridad territorial", lo que recuerda las zonas geográficas limítrofes donde hay conflictos, como con Japón y Filipinas.
En estas dos semanas que duran las sesiones del CNP se están discutiendo las prioridades nacionales para los próximos años. Entre éstas, una remodelación del aparato burocrático, con el objetivo de reducir la burocracia y hacer el gobierno más eficiente. Se mejorará, también, la administración para los productos alimenticios y los medicamentos, optimizando la seguridad alimentaria y farmacéutica. Además, se unificarán en un único organismo las dos entidades reguladoras de los medios de comunicación.
Mientras China se recambia, para América Latina en general y Chile en particular este país ha llegado a ser un mercado fundamental. La balanza comercial entre China y nuestro continente ronda los US$ 250.000 millones anuales. Sin embargo, China se ha colocado la meta de llegar a US$ 400.000 millones.
El TLC de Chile con China entró en vigencia el 1 de octubre de 2006 y ya más del 20% de nuestras exportaciones van a ese país. Y Chile, por su parte, es el segundo socio comercial de China en Sudamérica, sólo detrás de Brasil.
Siendo ello buenas noticias, conocer los productos que exportamos es para preocuparse: se concentran en materias primas. Según la Cepal, el 55% de nuestras exportaciones a China son cobre y derivados. Es un reto para nuestra sociedad hacer crecer el porcentaje de productos con mayor valor agregado, servicios y manufacturas.
El rápido crecimiento en el área comercial contrasta con el mínimo nivel de inversiones chinas en nuestro país (apenas US$ 95 millones entre 1974 y 2011, séptimo lugar en la región). Sin embargo, ello estaría por cambiar. Recientemente se ha firmado entre los dos países un acuerdo suplementario de inversiones y existe una solicitud de inversión de US$ 1.360 millones por parte de una firma privada de energía solar china, que sería el comienzo de las grandes inversiones de ese país en Chile.
Pero nuestro principal socio es un verdadero desconocido, algo grave para una relación sustentable futura. ¿Quién sabe su lengua, su historia, su derecho, su cultura, su modo de hacer negocios, sus parámetros mentales? Muy pocos. Necesitamos un mayor intercambio profesional, académico y cultural, además de una colaboración científica, de las humanidades y su lenguaje. Chile está en un gran pie para lograrlo: fuimos los primeros en América del Sur en reconocer diplomáticamente a la República Popular China, fuimos los primeros en el continente en apoyar su ingreso a la OMC y en reconocer su condición de economía de mercado, fuimos los primeros como país individual en el mundo en suscribir un TLC con ellos. ¿Por qué no ahora llegar a ser los primeros en el ámbito profesional, académico y cultural? Esa es la meta.