Matías Zegers

Diario El Pulso

¿Qué le pareció la norma?

El concepto va en la línea de lo que deberían ser las buenas prácticas de gobiernos corporativos. En su concepto, las buenas prácticas de gobiernos corporativos se definen como principios no obligatorios y que los realiza un determinado colectivo, pero relacionado al gobierno interno. Cuando lo haces obligatorio pierde el sentido de buenas prácticas, porque es derechamente regulación. La SVS ha insistido en dos cosas: uno en el sentido de urgencia porque el sector privado no había hecho nada en esta materia y, segundo, en que no quiere proponer una regulación, sino que un estándard. Pero de la forma que lo hace, a través de una norma de carácter general, termina siendo regulación. Quedan en el aire preguntas que la SVS todavía no ha respondido, como qué pasa si es que no se cumple esto.

¿Las inquietudes de empresas fueron acogidas de manera que puedan quedarse tranquilas?

No, algunas en su esencia no. Varias de las compañías dijeron que ni siquiera la SVS tenía la autoridad para emitir algo como esto. Lo que sí se eliminaron son varias cosas que causaron harto ruido, como la autoevaluación de directores y directorio, que quedó bastante más suave. Con la norma, Chile quedó como el segundo país de la región, después de Colombia, en tener algo regulado, lo que esencialmente lo hace distinto. Hay puntos en los que la norma chilena tiene estándares mucho más elevados que el resto de la región.

¿Por qué?

Primero por lo que ha dicho la SVS, de que hay que ir mostrando e iluminando un poco el camino que nadie ha hecho. También tiene que ver con la dinámica de cómo se generó esta norma. A la hora de generarla, una serie de propuestas se hicieron sin tener la más absoluta consideración sobre cuál era el mercado relevante. Entonces en algunas cosas se está partiendo con un umbral muy alto. ¿Es mejor que exista el manual como está o que no haya salido?

Habiendo puesto el tema sobre la mesa, quizás hubiese sido mejor dejar esto en pausa un rato. El mensaje estaba dado, habría sido mejor darle la oportunidad al sector privado para haberlo sacado como autorregulación derechamente. El gran argumento que ha ocupado la SVS es que este era un tema con carácter de urgencia. Creo que habría sido el momento de empujarlos y que propusieran cuál era el estándar si es que lo creían tan urgente. Y si ellos no lo hacían, el sector privado debería haber sacado el suyo que estimaba conveniente. ¿Qué puntos no le gustan?

Un tema que no me gusta derechamente es el tiempo mínimo mensual que se le fija a los directores. Primero porque no entiendo cómo se mide eso. Segundo, ¿qué pasa si no lo cumplen? Otro punto que no me gusta es uno que dice que el directorio cuenta con un procedimiento formal para analizar y evaluar la suficiente oportunidad y pertenencia de las diversas revelaciones que la entidad realiza al mercado. Eso lo encuentro una locura, están pidiendo que autocalifiquen públicamente la información que entregan al mercado.