Creada en 1947, incluye a 80.000 abogados de la mayoría de los principales despachos del mundo, además de 190 colegios de abogados y sociedades de juristas que abarcan a más de 170 países. “Es, sin duda, un gran honor. Pero más allá de lo personal, lo veo como un reconocimiento colectivo a la comunidad jurídica chilena”, comenta su nuevo presidente.
Un inédito logro para un chileno es el que tuvo hace unos meses el abogado Jaime Carey, exalumno de Derecho UC y presidente ejecutivo del estudio de abogados Carey.
El abogado se convirtió en el primer chileno en la historia en llegar a la presidencia de la International Bar Association (IBA), una entidad creada en 1947 y que es considerada como la organización más importante para profesionales del derecho, colegios de abogados y sociedades de juristas.
En sus orígenes, sus objetivos fueron proteger y promover el estado de derecho a nivel mundial, buscando contribuir a la estabilidad y la paz globales a través de la administración de justicia. La membresía actual está compuesta por más de 80.000 abogados de la mayoría de los principales despachos de abogados del mundo, además de 190 colegios de abogados y sociedades de juristas que abarcan a más de 170 países.
Jaime Carey ha estado vinculado a esta organización desde hace cuatro décadas, desempeñando diversos cargos y liderando distintas unidades. Además, desde 2011 es miembro de la junta directiva.
Ahora, Derecho UC conversó con el abogado y exalumno de nuestra Facultad para abordar sus primeros meses en el cargo, los desafíos que supone y cómo se ve, desde una mirada internacional, el desarrollo de la profesión jurídica en Chile, entre otros temas.
Desde 1947, año en que se crea la International Bar Association, usted se transforma en el primer chileno en la historia en llegar a la presidencia de esta organización. ¿Qué significa en lo personal y profesional este hito?
Es, sin duda, un gran honor. Pero más allá de lo personal, lo veo como un reconocimiento colectivo a la comunidad jurídica chilena. Esto refleja el prestigio, la seriedad y el compromiso ético que nuestros profesionales han construido a lo largo del tiempo. También es una señal de que Chile puede y debe participar activamente en los grandes debates jurídicos del presente y del futuro, aportando con visión, excelencia y responsabilidad.
Usted lleva varios años ejerciendo distintos cargos en la IBA, antes de convertirse en presidente, por lo que ha visto su funcionamiento interno y sus distintas áreas. ¿Cuál diría que es la principal contribución de esta organización?
La IBA ha logrado convertirse en una red global que promueve estándares de excelencia, independencia y ética en la práctica del derecho. Su valor está en conectar culturas distintas, generar espacios de colaboración y levantar la voz frente a desafíos que trascienden las fronteras, como la independencia judicial, los derechos humanos, la desinformación o el acceso a la justicia. Es una plataforma que no solo forma, sino que transforma. Adicionalmente cumple una labor muy importante en la defensa del estado de derecho, la independencia del poder judicial y de la independencia de la profesión y sus profesionales.
¿Cuál es el foco que quiere darle a su gestión?
Queremos impulsar una IBA más representativa, conectada con los desafíos reales de la profesión y más activa en regiones donde aún hay espacio para crecer, como Asia, África y América Latina. Las prioridades de esta gestión incluyen el fortalecimiento del Estado de Derecho, la regulación ética de la inteligencia artificial, el combate a la desinformación y la promoción del bienestar de la profesión.
¿Qué puede esperar Latinoamérica -y, en especial, Chile- en este nuevo período con usted al mando?
Espero que este periodo sirva para profundizar la participación de nuestra región en las dinámicas globales del derecho. América Latina tiene mucho que aportar, y Chile, en particular, puede convertirse en un referente técnico y ético. Vamos a trabajar para que más abogados, más instituciones y más voces de nuestra región estén presentes en la IBA, no como espectadores, sino como protagonistas.
¿Cómo se ve, desde la mirada internacional, el desarrollo de la profesión jurídica en Chile?
Chile ha construido una comunidad jurídica sólida, reconocida por su nivel técnico y su compromiso con la institucionalidad. Sin embargo, también enfrentamos desafíos comunes a muchos países: incerteza jurídica, complejidad regulatoria, falta de acceso efectivo a la justicia. Lo valioso es que hay conciencia de estos desafíos y que contamos con un ecosistema legal robusto, que busca modernizarse y proyectarse al mundo con apertura y rigurosidad.
Desde su mirada, ¿qué habilidades y competencias cree que es importante que nuestros alumnos desarrollen para desempeñarse exitosamente en la práctica jurídica internacional?
Además del dominio y rigor técnico del derecho y del idioma inglés, hoy se requiere una mentalidad global, habilidades comunicacionales, manejo de tecnologías emergentes y, sobre todo, una comprensión profunda de los principios éticos que sostienen la profesión. La capacidad de colaborar en entornos diversos, adaptarse a contextos cambiantes y dialogar con otras culturas jurídicas es esencial para desenvolverse en escenarios internacionales. También rescataría el valor de comprender el lenguaje de los negocios. En mi experiencia profesional ha sido muy relevante entender las industrias en que mis clientes se desenvuelven, conocer sus desafíos, entender dónde y quiénes son sus audiencias claves, sus modelos de negocios. Mi recomendación es integrar estas habilidades y competencias para que los abogados no seamos sólo un apoyo técnico para resolver cuestiones jurídicas, sino verdaderos consultores estratégicos. Estoy convencido de que esta es la manera de que nuestra profesión podrá seguir agregando valor a la sociedad, y será imposible de reemplazar por las nuevas tecnologías.