El Mercurio

Rodrigo Delaveau 158x158

Señor Director:

Bastante se ha debatido sobre el proceso y la composición óptima de un órgano constituyente que combine legitimidad democrática con conocimiento experto. Sin embargo, las propuestas hasta ahora se han limitado a intentar fusionar simultáneamente —en un solo cuerpo— estas variables.

En el Derecho Comparado hay suficiente evidencia sobre algunos elementos virtuosos dentro de los procesos constituyentes. Muchas de estas experiencias han sido condensadas dentro de lo que se denomina 'el reloj de arena constituyente' (Ginsburg, 2016). Ello implica que los elementos pueden combinarse de manera secuencial y no necesariamente simultánea, dado que esto último tiende a diluir o bloquear las ventajas de cada sistema. El modelo 'reloj de arena' implica una etapa de participación amplia en el comienzo —o parte superior del reloj— que se vaya concentrando de manera gradual hacia el conocimiento experto; y luego pueda abrirse paulatinamente a la participación general.

A modo de ejemplo, es posible pensar un sistema que considere el plebiscito de entrada; luego una elección de 'electores' donde compitan distintos sectores políticos, con representación matemáticamente proporcional a los habitantes de cada región (v. gr., si la Región de Valparaíso tiene el 10% de la población nacional, elige al 10% de los electores). Estos electores —los políticos son mejores que los técnicos para hacer campaña— tendrían por única misión nombrar a un número acotado de expertos en proporción estricta a los votos electorales que obtengan. Con todo, es necesario que la ciudadanía conozca de antemano quiénes figurarían en la lista de expertos de cada coalición, para así lograr el máximo de transparencia y simetría de información.

Esta comisión de expertos podría llegar a acuerdos con un quorum de 4/7 de sus miembros. Luego —con la parte inferior del reloj abriéndose nuevamente— ese texto puede ser revisado por el Congreso, pero requiriendo un quorum mayor —digamos 2/3— si desea hacer cambios al anteproyecto de la comisión de expertos para, finalmente, hacer un plebiscito de salida con toda la ciudadanía.

Paradójicamente, el tiempo para llegar a acuerdos que consideren algo de respaldo empírico corre de igual manera que los granos de arena del reloj.

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