La Tercera

Marisol Peña 158x158

Señor director:

Me ha sorprendido alguna propaganda electoral que llama a ejercer el sufragio, porque sería la única oportunidad de Chile. ¿Será ésta una manera distinta de recordarnos que algunos realmente quieren empezar un proceso a partir de en blanco”? Evidentemente, en la elaboración de una nueva Constitución -si ese es el tema al que alude la propaganda hay una gran oportunidad: la de profundizarlos avances en la consolidación democrática que Chile ha venido ganando durante los últimos veinte años (Congreso íntegramente elegido por sufragio popular, ampliación del sufragio a quienes residen en el extranjero, perfeccionamiento de nuestra institucionalidad electoral) mediante perfeccionamientos a la Carta vigente.

A ello se une, por cierto, la posibilidad de hacernos cargo de los desafíos que hoy se abren a nuestra sociedad producto de los cambios sociales, tecnológicos y de desarrollo sustentable, que exigen revisar ciertos principios constitucionales bajo nuevos prismas como la equidad de género y también la equidad intergeneracional en el manejo de los recursos naturales. Pero induce a confusión plantear que queremos construir un nuevo Chile como si despreciáramos u olvidáramos las enseñanzas del pasado. Y es que, como toda sociedad, la nuestra ha ido creciendo sobre la base de aciertos y de fracasos que acumulan valiosas lecciones de nuestra historia. Por ello es apropiado afirmar que esa historia ha contribuido significativamente a forjar nuestra identidad.

Es en este contexto que cabe preguntarse ¿por qué ir votar este fin de semana: para deconstruir o para profundizar y enriquecer? Afortunadamente, hemos podido interiorizarnos de los puntos de vista y de los ideales de cada candidato a convencional constituyente, lo que hace pensar que, en esta elección, la determinación de la persona en quien depositemos nuestra confianza será más relevante que el voto por partidos, pactos o pensamientos políticos.

 Luego, la invitación pareciera ser, más bien, ir a rescatar nuestras raíces más profundas, aquellas que conforman nuestra identidad, las que deben ser debidamente resguardadas y equilibradas de un Chile inserto de lleno en las grandes interrogantes del siglo XXI. Estas últimas deben ser resueltas teniendo fundamentalmente presente criterios de mayor justicia e igualdad de oportunidades para todos.

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