Diario El Centro

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Arremete el itinerario político en un Chile sacudido por la pandemia y el conflicto social que explotó el pasado 18 de octubre. El próximo 25 de octubre en un plebiscito los chilenos deberán responder dos preguntas. La primera, si están o no de acuerdo con una nueva constitución, optando por un apruebo o rechazo, según la preferencia. La segunda pregunta tiene que ver con el mecanismo para elegir los integrantes de la convención constitucional, en caso que gane la opción apruebo.

En un país cruzado por la incertidumbre, Temas conversó con Constanza Hube Portus (Valdivia, 1986), abogada. Actualmente es directora del Foro Constitucional de la Pontificia Universidad Católica de Chile.

Constanza, ¿cree que sea factible el plebiscito del próximo 25 de octubre?

“Es una interrogante que está planteada y que se debiera resolver dentro de las próximas tres semanas. Lo ideal sería que se cumpliera el itinerario/calendario constituyente que se encuentra establecido en la Constitución, pero es importante que no solo el plebiscito se pueda realizar, sino que también se pueda llevar adelante una campaña informativa y participativa”.

¿Qué situaciones no lo harían posible?


“Si no están garantizadas las condiciones para el despliegue de una campaña que permita un contraste de ideas, un voto informado y libre. Se ha hablado mucho del ‘plebiscito seguro’. Esa, sin duda, es la primera prioridad, pero es muy importante también que exista la posibilidad de realizar una ‘campaña segura’”.

¿Qué pasa si se posterga nuevamente?

“Tendría que existir un acuerdo transversal (2/3 de los diputados y senadores) para establecer una nueva fecha. Lo razonable en ese escenario, es que se realice cuando las condiciones sanitarias lo permitan y en un ambiente de tranquilidad”.

En una columna reciente señaló que habría preferido una tercera opción (a la del “apruebo” y “el rechazo”). ¿Se refiere a una alternativa más moderada?

“Efectivamente. Lo he dicho en otras oportunidades. En un mundo ideal, yo habría sido partidaria de considerar una tercera opción en la primera papeleta que permitiera votar por ‘una reforma constitucional’. La pregunta es muy binaria: ¿Quiere mantener todo cómo está? o ¿Quiere algo totalmente nuevo? Yo habría preferido una opción más moderada, como sería una reforma constitucional a través de un Congreso Constituyente. Por eso frente a la pregunta binaria me inclino por la opción ‘Rechazo’. Soy partidaria de un cambio constitucional, pero es perfectamente posible hacer dicho cambio en el Congreso (ya sea este o el siguiente). Es importante considerar que la Convención Constitucional (de ganar dicha opción en la segunda pregunta) no será muy distinta a la Cámara de Diputados (se usará el mismo sistema electoral, los mismos distritos y estará constituida por el mismo número).


“Sí. Es importante que se ajusten las expectativas de la ciudadanía respecto de lo que la Constitución puede y le corresponde hacer. La Constitución no establece montos, fórmulas o cálculos, sino que reglas para estructurar el poder y el resguardo de derechos fundamentales. Las expectativas de que la Constitución está asociada a una mejora en la situación personal, familiar e incluso económica es preocupante. Es importante ser responsables y ajustar esas expectativas”.

Si las expectativas no se cumplen, ¿se verá un recrudecimiento del conflicto social?

“No podría adelantar eso, pero sin duda que si no se cumplen las expectativas nos situaremos en un escenario de mucha frustración, y probablemente la gente se sentirá engañada”.

LA CONSTITUCION DE 1980

¿Considera que la Constitución de 1980 está superada?

“Desde un punto constitucional obviamente no hay una sola postura respecto a este tema, pero sí, hay que tener claro que la Constitución actual no es la misma que la Constitución del 80` original. En el fondo el ‘Apruebo’ o el ‘Rechazo’ no es respecto de la Constitución del 80` original, sino que respecto de la Constitución que está vigente actualmente, que ha tenido más de 40 reformas, incluyendo la reforma de 1989 (que fue plebiscitada) y la reforma del año 2005 (respecto de la cual el Presidente Lagos sostuvo que contábamos con una Constitución Democrática)”.

Michelle Bachelet en su segundo periodo inició un proceso constituyente. ¿Por qué fracasó?

“Hay que considerar que hay elementos de ese proceso que fueron muy valiosos, como por ejemplo los Encuentros Locales Autoconvocados (yo participé en varios), pero el proceso tuvo muchas críticas principalmente relacionadas con: la baja participación, la parcialidad de los facilitadores en los cabildos, y el poco acuerdo en la propia coalición de gobierno (de ese momento). Sin embargo, creo que es interesante su propuesta. Al revisarla, se puede ver claramente que se trata de una reforma a la actual Constitución, en la que se mantiene aspectos centrales de la institucionalidad vigente”.

¿Se debe superar el excesivo presidencialismo que hemos tenido en las cartas constitucionales de Chile?

“Desde un punto de vista teórico, el sistema que más me gusta es el parlamentarismo, ya que reduce el riesgo de quiebres institucionales y permite salir más fácil de las crisis políticas. Sin embargo, veo difícil, que en la práctica se pueda instalar un sistema como ese en Chile, porque la figura del Presidente de la República como Jefe de Estado y Gobierno está profundamente enraizada en nuestra cultura política. Dicho lo anterior, es urgente hacer cambios al sistema actual. La situación que estamos viviendo hoy, evidencia la difícil combinación entre elecciones conjuntas de Presidente de la República y parlamento con un sistema electoral proporcional. La idea de las elecciones conjuntas tenía sentido con un sistema electoral con efectos mayoritarios como el sistema binominal, pero con un sistema de partidos multipartidista con evidentes indicios de fragmentación, ha demostrado que es muy difícil para el Presidente lograr mayorías para ‘sacar adelante’ su agenda. También es importante que se puedan hacer cambios al sistema presidencial, reivindicando la función parlamentaria y modernizando el Congreso”.

CONVENCIÓN CONSTITUYENTE

¿Cómo cree que debe ser conformado el órgano redactor de una eventual nueva constitución?

“Más allá de mi opinión, ya está establecida la manera en que se conformará la Convención Mixta Constitucional o la Convención Constitucional (dependiendo del resultado de la segunda pregunta en el plebiscito)”.

¿Le parece bien la participación que tendrá la mujer?

“Claro que sí. Las mujeres tenemos mucho que aportar y no solo en los ‘temas de mujeres’. Es por eso que soy partidaria de generar más incentivos para que aumente la participación de la mujer no solo en posiciones de liderazgo político, sino que también en el sector privado. Sin embargo, no estoy de acuerdo con la paridad de resultados aprobada para la Convención. Me parece que existían otros medios, que habrían permitido cumplir con esa finalidad, sin distorsionar la voluntad popular. Un ejemplo son las listas cerradas. Pero como dije, más allá de mi opinión, ya hay un proceso en marcha con reglas establecidas en la Constitución”.

¿Estaría dispuesta a participar en la Convención (en caso de ganar la opción “Apruebo”)?

“Sí, por supuesto. Primero hay que ver qué pasa el 25 de octubre, pero desde ya, me parece que es una responsabilidad, y que estamos frente a un momento único. Como constitucionalista y como profesora de derecho constitucional motivo a mis alumnos para que se interesen por el servicio público, no me veo restándome de un proceso como este”.

¿Qué aspectos de la actual Constitución cree que se deben mantener?

“Primacía de la persona humana, que el Estado esté al servicio de las personas y no al revés, un control de constitucionalidad efectivo, resguardo efectivo de la certeza jurídica. Hay muchas instituciones y disposiciones que son parte de nuestra tradición constitucional que son importantes de mantener”.

¿Y cuáles considera indispensables cambiarlos?

“Es importante establecer las bases constitucionales para un Estado moderno, al servicio de las personas. Agregaría un capítulo nuevo que incorpore un estatuto de derechos de las personas frente a la Administración del Estado, que se garantice constitucionalmente la continuidad de los servicios públicos y que incorpore los principios de eficiencia y eficacia, que actualmente se reconocen a nivel legal. Eliminaría algunas instituciones, como por ejemplo el Consejo de Seguridad Nacional que me parece que no cumple un rol relevante. Además, haría cambios al sistema de gobierno, al sistema de nombramiento de los ministros del Tribunal Constitucional, entre otros”.

¿Considera que, de fondo, hay una tensión en el modelo de sociedad que aspiramos para Chile?

“A mí me parece que quienes quieren establecer un modelo de sociedad en la Constitución, no entienden cuál es el rol de ésta, ni el papel que debe cumplir en el sistema democrático. Hay que mejorar la política, y para eso hay que partir por respetar la institucionalidad”.

Esa tensión que se vio en octubre pasado, ¿cree que pueda volver?

“No estoy en condiciones de anticipar eso, pero por supuesto que se esperaría que eso no volviera a ocurrir. No se puede llevar adelante un proceso como este en un contexto de violencia”.

¿Qué significaría una mayoritaria abstención en el plebiscito del 25 de octubre?

“Me parece que sería complejo para la legitimidad del proceso”.

Uno de los personajes de Calígula de Alberto Camus expresa: «Los hombres no pueden ser felices». ¿Ha reflexionado acerca de esa dificultad para vivir en sociedades pacíficas y donde los hombres se vean como hermanos?

“Sí. Tenemos un problema de convivencia importante, de mucha intolerancia, de no respetar la opinión del otro, de no pensar que nuestros actos tienen consecuencias y que eso afecta a los demás. Lo primero es respetar las normas de convivencia mínimas y lamentablemente, ahora vemos poco respeto por ellas, por el Estado de Derecho. Que autoridades se ‘salten’ las reglas constitucionales, por ejemplo, me parece tremendamente riesgoso y atenta contra una sana convivencia democrática”.

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