Publimetro

Felipe Bravo 158x1582

El caso de una persona de 78 años, a quien le negaron la renovación de la tarjeta de crédito por su edad, debería cuestionarnos sobre la 'cultura del descarte' de los consumidores vulnerables en el sistema bancario.

No existe ley que obligue a los bancos a negar una tarjeta de crédito a un cliente sobre cierta edad. Esto se realizan en base a sus políticas de crédito. Pero que no existan discriminaciones en dichas políticas no es regulada por la Superintendencia de Bancos. De hecho, esta entidad no puede fiscalizar infracciones cometidas por bancos a los consumidores. Los reclamos le corresponden al 'Sernac Financiero', aprobado en 2011, que prometía una solución ágil a los usuarios, pero que es voluntario para los bancos. Como se imaginará, no hay banco adscrito al sistema.

Es finalmente el Sernac quien recibe los reclamos contra los bancos. En los últimos días hemos conocido sus exitosos acuerdos con bancos para compensar a usuarios por cobros excesivos en sus cuentas. El problema, entonces, parece ser que los adultos mayores no son un grupo atractivo para mostrar efectividad en la defensa de sus derechos, como ser discriminado injustificadamente como consumidores. ¿Habría sido igual la negativa si quien pide la tarjeta es un connotado político o empresario mayor de 80 años? Además, ¿se le informó con tiempo de la negativa? Muchas entidades financieras no cumplen con la entrega de las condiciones objetivas para contratar productos como ordena la Ley de Protección al Consumidor.

Es extraño que la economía digital, que fomenta el uso de tarjetas de crédito, sea accesible solo para jóvenes incluso en sus primeros años de estudio y no para los adultos mayores, sin distinguir si son buenos o malos pagadores, si cuentan con seguros o patrimonio para pagar sus deudas. Es extraña la indiferencia de los altos ejecutivos bancarios por los derechos de los usuarios adultos mayores: como si ellos no fueran consumidores, y como si ellos nunca fueran a ser viejos.

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