El Mercurio 

Sebastián Soto 158x1582

El académico de la Facultad de Derecho de la PUC Sebastián Soto conoce los laberintos legislativos. Lo aprendió al estar a cargo de la División Jurídica durante el primer gobierno del Presidente Sebastián Piñera. Ante el público intercambio entre el Ejecutivo y el Congreso por el ritmo de la actividad en el Parlamento, Soto es de la idea de reflexionar sobre el fondo de la discusión más que atizar la controversia.

Autor del libro "Congreso Nacional y Proceso Legislativo. Teoría y Práctica", el académico también aclara que actualmente "tiene un vínculo de asesoría con el Gobierno" y que desde esa tribuna aborda el debate.

-¿Cómo analiza la discusión existente en torno a la actividad legislativa?

-Lo relevante es decidir quién tiene hoy la atribución para fijar el ritmo de la tramitación de los proyectos de ley. Porque si esa pregunta la respondemos exclusivamente sobre la base de la teoría, la respuesta es: el Presidente de la República, por medio de las urgencias.

-Y en la práctica, ¿qué ocurre?

-En la práctica, la situción es mucho más compleja, porque los presidentes de comisiones y de salas son también muy relevantes en definir el ritmo de la agenda.

-¿Dónde cree que están los límites?

-La oposición puede rechazar proyectos; pueden discutirlos, pero no pueden negarse a debatirlos o deliberar en torno a ellos, como creo que en ocasiones ha ocurrido en estos meses.

-¿De qué manera?

-Se están utilizando herramientas muchas veces obstruccionistas, que impiden debatir y avanzar en la agenda legislativa, y que aun no se transforman en un enfrentamiento entre poderes que no tenga una salida razonable en el corto plazo.

-¿En qué se incurre al no cursar las urgencias del Gobierno?

-En una vulneración de las normas legales, que no tiene una sanción expresa asignada; pero sí creo que se incurre también en una irresponsabilidad política por parte de los presidentes de las comisiones que pudiera conducir a un reproche político o a un reproche jurídico por la vía de una censura.

-A su juicio, ¿por qué se genera este debate ahora? Antes, ambos poderes del Estado parecían tener un mayor diálogo.

-El sistema político chileno tiene que comprender que a partir de la reforma electoral del gobierno anterior, el Congreso está más fraccionado y eso hace más difícil llevar la agenda legislativa.