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Maria Pia Silva 158x158

Apenas el presidente de la Corte Suprema, Haroldo Brito, anunció que María Pía Silva (56) era la nueva integrante del Tribunal Constitucional (TC), para ocupar la vacante por el cese de funciones de la ministra Marisol Peña, la abogada se mostró sorprendida y visiblemente emocionada. La jurista, egresada de la Universidad Católica, obtuvo 11 votos y se alzó por sobre ocho profesionales hombres que también postulaban al cargo.

Silva compitió contra un juez de policía local, un exdiputado, un funcionario de la fiscalía de la Corte Suprema y otros abogados expertos en derecho constitucional.

En su presentación a los magistrados, aseguró: 'El Tribunal Constitucional, como toda institución, debe estar abierto a la ciudadanía y yo colaboraré para que eso ocurra'. Hoy, después de ser electa se trasladó hasta el TC, donde fue recibida por el presidente del organismo, Iván Aróstica.

¿Cómo toma este desafío?
Es emocionante y súper honroso, porque como es a través de un concurso público de antecedentes, y mediante una audiencia, eso da garantías de que tengo idoneidad y mérito para el cargo. Espero también representar a tantas mujeres abogadas que a veces, por distintos motivos, no tienen la posibilidad de acceder a cargos de poder tan importantes. Esta es la culminación máxima de mi desarrollo profesional.

¿Qué le parecen las críticas al TC? Algunos lo han apuntado como un órgano colegislador.
Yo creo que este es un órgano especializado, autónomo, que tiene una misión tan importante como velar por la supremacía constitucional y la garantía de los derechos fundamentales dentro de un Estado constitucional y democrático. Y lo que le corresponde es consolidar el régimen democrático. Siempre tiene que ser deferente con los demás órganos del poder, pero ejercer un rol tan importante, como el control de la constitucionalidad, es imprescindible para que realmente haya justicia constitucional, para que todos los ciudadanos sientan que la Constitución está viva, y espero aportar en el fortalecimiento de este órgano.

Pero, ¿qué le parece que se le cargue a este organismo ser una supuesta 'tercera cámara'?
Yo creo que esa crítica es bastante injusta. A veces hay un poco de desconocimiento, pero en la medida que el Tribunal Constitucional declare inconstitucionales las normas realmente cuando no haya ninguna otra interpretación posible, y que haga que las normas armonicen con la Constitución, significa que está cumpliendo con su rol. Es un tribunal que se mueve en el ámbito de lo político y lo jurídico, que, nada menos, tiene que controlar al poder; entonces, claro que va a estar sujeto a críticas. Quizás puede perfeccionarse la manera en que desarrolla su labor, pero no hay duda de que a veces también es falta de comprensión.

Y desde su experiencia, ¿qué puede aportar usted para fortalecer este tribunal?
Se puede fortalecer aportando los conocimientos que uno tiene, a través de la dogmática constitucional, a través de una argumentación lógica, aplicando principios y valores, y, por sobre todo, aplicando las reglas que están en la Constitución. Tenemos que darle ese valor al tribunal y hay una labor de enseñarle a la ciudadanía, de hacerle comprender la importancia que tiene este tribunal en un sistema democrático.

Usted está vinculada con la Democracia Cristiana. ¿Eso puede afectar la imparcialidad de su trabajo dentro del TC?
No, porque yo soy una persona moderada, de centro, y, evidentemente, al asumir este rol renuncio a mi militancia política. No sé si todos los que postularon al cargo tienen alguna militancia, pero todos somos seres políticos, y hemos participado en distintas instancias.