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Juan Luis Goldenberg 158x158

Le tocó bailar con la fea de una día para otro. Despidieron a su marido sin indemnización y, más encima, los gastos se multiplicaron para tratar el cáncer al pulmón de su suegra. Ana Rivas Vilches generó deuda tras deuda para hacerle frente al despiadado destino; pero tenía fe que la venta de perfumes y lencería, que efectuaba en su horas libres, más el sueldo que recibía como administrativa del Hospital San José le iban a bastar.

Ya tenía un préstamo con Banefe para comprar mercadería para su pequeño negocio y con el tiempo sumó a otros bancos, retail y farmacias. Llegó a los diez acreedores y a una deuda de 38.552.363 pesos. Como a su marido se le complicó encontrar trabajo, el agua le llegó al cuello. Trató de refinanciar con sus acreedores, porque se le hizo imposible pagar los $1,5 millones que sumaban las cuotas mensuales de los préstamos adquiridos.

Su marido, Jorge Henríquez, cuando quedó cesante también tenía deudas y, por consejo de un amigo, fue a la Superintendencia de Insolvencia y Reemprendimiento (Superir) para acogerse a ley que permite a las personas renegociar con sus acreedores. Con la mediación de la Superir, que es gratuita, logró repactar 6 millones de pesos. Ana Rivas siguió los pasos de su esposo y así los dos son parte de las 2.810 personas que se han sometido a este procedimiento, que ha logrado refinanciar más de 67.274, 1 millones de pesos en tres años.

'Yo quería pagar, pero me fue imposible. Por eso recurrí a ese mecanismo', cuenta Rivas. Les presentó, en una de las audiencias en la superintencia, su propuesta de pago y como los acreedores donde mantenía más del 50% del monto del total de la deuda aceptaron su oferta, logró refinanciar los $38,5 millones que debía. Así rebajó rotudamente su carga financiera: en noviembre empieza a pagar 284.000 pesos por un periodo de hasta 99 meses. 'Es un alivio después de meses de angustia', dice Rivas.

Requisitos

Acceden a esta renegociación a través de la Superir trabajadores dependientes, dueñas de casas, estudiantes, jubilados que tengan dos o más deudas vencidas por más de 90 días, que superen las 80 UF (un poco más de $2,1 millones de pesos). No pueden usar este mecanismo si los acreedores iniciaron una acción judicial por la mora o si han emitido boletas de honorarios en los últimos 24 meses.

Según el superintendente de Insolvencia, Hugo Sánchez, en estos tres años se han acercado una diversidad de personas en cuanto a edad, situación laboral e ingreso y han renegociado deudas 'desde el monto mínimo ($2,1 millones) y hasta 430 millones de pesos'.

El monto promedio del refinanciamiento es de 26.997.465 pesos. Algo parecido a esa cantidad es lo que logró repactar Olivia Faúndez con sus seis acreedores. Ella perdió un buen trabajo, le bajaron estrepitosamente sus ingresos y no pudo sostener su carga financiera: cuando llegó a la superintendencia a enterarse del mecanismo pagaba mensualmente 1,1 millones de pesos en las cuotas. Una vez que renegoció con sus acreedores, que le cobraron cero interés, ahora tiene que cancelar 450.000 pesos mensuales por su compromisos en un periodo de hasta seis años.

'La gente sobreendeudada, que es mucha en este país, debe informarse muy bien para salir de ese tremendo problema. En la superintendencia encuentras una asesoría desde que entras. Los abogados, que ofrecen los servicios en forma gratuita, renegocian la mejor opción para ti. Es una tremenda ayuda que espero que más gente la use'.

¿Poca demanda?

El superintendente Sánchez dice que todos los años se ha ido incrementando el número de personas que se acoge a esta mediación, pero cree que existen más que podrían utilizar la ley y por eso 'hemos incrementado la difusión, informando sobre sus beneficios a un número importante de nuevos usuarios'.

Para Juan Luis Goldenberg, académico de Derecho de la Universidad Católica, las 2.810 personas que se han acogido a este beneficio en tres años de funcionamiento es 'una cifra acotada', y tiene que ver con la escasa información, pero también con cuestiones técnicas. Estima que la traba más importante de la ley para que más personas refinancien con este mecanismo de la superintendencia es que deja afuera a todos los que entregan boletas de honorarios, que para la ley son consideradas empresas. Es decir, tienen que liquidar sus bienes por la vía judicial, que es más complicada y cara. 'Este procedimiento más simple (refinanciamiento con mediación de la superintendencia) acoge a la gente que tiene contrato de trabajo y aquellas que no lo tienen, pero existen 4,1 millones de personas en el Dicom, muchas de ellas que boletean que no pueden acceder'.

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