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'Nada bueno puede salir de esto'. Así de categórico es Francisco Leturia, magíster en Ciencias Jurídicas de la Universidad Católica, tras enterarse de que el gobierno se apresta a modificar el decreto 142 de la Subsecretaría de Telecomunicaciones, que regula la forma en que las empresas de telefonía utilizan los datos de sus usuarios (ver página 2). El nuevo reglamento aumenta de uno a dos años el plazo en que las empresas de telecomunicaciones deben mantener los datos de sus clientes, con el objetivo de ponerlos a disposición de la justicia en posibles procesos penales.
'Alguien podría decir que la persecución del delito es tan importante que queremos tener los datos de todas las personas por 100 años. Todo puede ser posible si hay una buena razón, aunque no creo que en este caso exista. Pero, si se hace, no puede ser por decreto, tiene que ser de cara al país, por ley, pero aquí lo están haciendo de forma oscura, sin transparencia, cuando lo que de verdad debería preocupar al gobierno es proteger nuestra privacidad y, al revés, restringir el tiempo que mantienen nuestros datos y, más aún, asegurar que se destruyan tras este plazo', afirma el experto en derecho de la información.
'Quien tiene acceso a la información de nuestro teléfono, tiene acceso a nuestra privacidad. Si está disponible, siempre habrá alguien que va a acceder a ella y siempre habrá alguien que la usará mal. Es una amenaza para nuestra privacidad', destaca.
Sobre la explicación emitida por el gobierno de que se utilizarán sólo los metadatos, como, por ejemplo, el origen y el destino de la comunicación, la fecha, hora y duración de esta, así como su ubicación geográfica, Leturia indicó: 'Si yo tengo una chocolatería no me voy a comer sólo el chocolate blanco, si tengo el chocolate con almendras al lado. Preferiría que esta chocolatería no existiera, porque la ocasión hace al ladrón. Por algo, todo el mundo que se ha enterado ha protestado. Esto es peligroso y la gente no debiera estar tranquila. A lo mejor si hay toque de queda a las 10:00 se terminan los delitos, pero creo que nadie quiere vivir de esa manera', concluye.
