Pulso

Intentaron convencerlo de que no renunciara, pero la gestión fracasó. La salida de Felipe Bulnes de la cabeza del equipo jurídico de Chile por la demanda de Bolivia ante La Haya, suponía un golpe profundo, toda vez que comunicacionalmente podía ser recibido como una derrota chilena en La Paz.

La decisión fue meditada durante semanas por Bulnes, y quedó sellada el 11 de noviembre, cuando presentó su carta de renuncia. Desde entonces, la salida del abogado quedó guardada bajo secreto, y sólo fue revelada a la opinión pública una vez que se encontró a su reemplazante: José Miguel Insulza.

Las primeras lecturas tras el arribo del "Pánzer" es que ahora la estrategia de Chile se volcará a la política, debido a su expertise como ministro de Estado por una década, y secretario general de la OEA por un plazo similar.

"Es muchísimo más adecuado que Bulnes para el cargo", dice un embajador tras el cambio de agente.

Las razones de Bulnes para dejar su cargo, según consta en su carta de renuncia, apuntaban en parte al "fuego amigo" desde su sector político, donde hay quienes consideran como una derrota el fallo en que La Haya el 24 de septiembre rechazó la objeción preliminar interpuesta por Chile. Algunas versiones apuntaban a molestia con Cecilia Pérez, ex vocera de Sebastián Piñera.

"Tengo la convicción que Chile debía presentar la objeción preliminar", expuso el ahora ex agente en su el documento donde selló su dimisión, y aludió a que se habia perdido la cohesión al respaldo del equipo jurídico.

La estrategia del ahora ex agente se había concentrado justamente en el aspecto jurídico, su expertise, mientras Bolivia tras el rechazo de la Corte a la excepción preliminar no sólo se aseguraba llegar hasta el final del juicio, sino lo mostraba internacionalmente como un triunfo, con un permanente despliegue del Presidente Evo Morales, quien consiguió señales públicas de líderes como Angela Merkel y Francoise Hollande.

Semanas antes de que Bulnes firmara su renuncia y de los gestos a Bolivia, se había dado la primera señal concreta de que un cambio grande venía, y que la política entraba a la cancha.

La incorporación de Gabriel Gaspar, Ascanio Cavallo y Joaquín Fermandois fue considerado como la antesala de un eventual cambio de estrategia, decisión que a algunos inquietaba.

Gaspar, de amplia trayectoria diplomática, se instaló de inmediato en una oficina del piso 15 del Edificio Carrera, donde está el despacho del canciller Heraldo Muñoz, y activó de inmediato una intensa labor que lo llevó, entre otros destinos, a Bogotá y Brasilia, en su calidad de embajador especial.

A esa altura, el diagnóstico era, según relatan fuentes diplomáticas, que Bulnes estaba encapsulado en lo jurídico mientras faltaba complementar esa dimensión con un trabajo político y comunicacional, que venía a cubrir Gaspar y Cavallo.

En paralelo, un fantasma que rondaba desde el primer día volvía a estar sobre la mesa. Altas fuentes de La Moneda apuntan a la falta de dedicación exclusiva de Bulnes al caso, ya que en paralelo seguía ejerciendo en casos privados como abogado. A ello se suma la presión política que existía para que el ex ministro tuviera dedicación exclusiva al caso en La Haya.

Lo que viene

No sólo el ingreso de Insulza formaría parte del cambio en la estrategia chilena. Junto con ello, se incorporó el ex director jurídico de la Cancillería del Gobierno de Piñera, Hernán Salinas, y se evaluarían cambios en embajadas clave para difundir de mejor forma la postura chilena en el concierto internacional.

Sobre este último punto hay quienes piden un rol más activo de los diplomáticos chilenos (ver entrevista). Además, hay quienes ven una posible salida política al juicio, pese a que ayer el propio Insulza afirmó que "el país que presenta una demanda la puede retirar, pero no estamos pidiendo eso".

Otra instancia que podría realizarse sería una reunión de Cancillería con los embajadores extranjeros acreditados en Chile.

Otras voces plantean incluso que tras las incorporaciones y cambios hay que clarificar de mejor forma los roles en el equipo que defiende al país ante La Haya. Por lo pronto, que la vocería política siga en manos del canciller y no de Insulza.

Como sea, en la agenda se adelanta para mediados de enero una reunión de Insulza con los abogados internacionales del equipo chileno.