La Tercera

patricio zapata96x96

El sistema con arreglo al cual elegimos a nuestros parlamentarios adolece de varios defectos graves. Vuelve muy difícil que minorías significativas que no pactan puedan lograr representación, subsidia a la segunda fuerza que obtenga el 33%, reduce el abanico de opciones de entre las cuales puede elegir el ciudadano, facilita el blindaje de los incumbentes. En aquellos casos en que no hay blindaje, la lucha política enfrenta no a los adversarios, sino a los aliados.

En el caso de la Cámara de Diputados, además, se funda en un diseño distrital diseñado en 1989 por la dictadura, que niega la igualdad del voto, subrepresentando a los ciudadanos de los centros urbanos de Santiago, Concepción, Valparaíso y Viña del Mar. Este último efecto, hay que decirlo, no responde a ningún ánimo descentralizador, sino que buscó, cuando se aprobó por la Junta de Gobierno, castigar las zonas en que la votación del "No" fue más fuerte.

La única manera real de corregir estas falencias es introduciendo un sistema electoral en que los ciudadanos elijamos a nuestros representantes sobre la base de distritos que elijan al menos cuatro parlamentarios. Los distritos plurinominales mejoran las posibilidades de las terceras y cuartas fuerzas, aumenta automáticamente las alternativas y vuelve más probable que la fuerza más votada tenga también mayoría de escaños.

En lo que respecta al propósito de avanzar hacia la igualdad del voto, la única solución es agregar unos 20 o 30 diputados (en la Comisión de Constitución han estado pensando en 14 adicionales). Mi impresión es que los que insisten en mantener el número de 120 diputados no desean, realmente, corregir el esquema de voto desigual actual (porque, en el fondo, no creen en la democracia). No creo que se les escape el ejercicio suma cero de corregir la infrarrepresentación de algunas localidades (Puente Alto o Tancahuano) con los mismos 120; esto es, quitándoles diputados a las zonas menos pobladas (Aysén, Linares o Villarrica) es impracticable si la reasignación la hacen los parlamentarios en ejercicio.

Mañana miércoles 4 de septiembre, la sala del Senado debiera votar un proyecto de reforma constitucional que elimina de la Carta Fundamental el número 120. Si se aprueba, como espero, se habrá dado un primer paso para la sustitución del sistema binominal por un sistema proporcional moderado. Lo que se ha conversado está lejos de ser perfecto, pero va en la dirección correcta. Permite abrir la discusión, genera un valioso espacio de diálogo y cooperación con RN, y mejora el clima y las condiciones para discutir las bases de una nueva Constitución. Por todas esas razones, espero que en un ejercicio de unidad políticamente indispensable, todos los senadores de la Nueva Mayoría voten a favor.

Desestimando la opinión de los dos parlamentarios de sus filas que más saben sobre este tema (el senador Larraín y el diputado Eluchans), la UDI ha optado por oponerse. Una vez más votará contra la democracia.