La Tercera

Después del polémico aumento de capital de Enersis, donde como director independiente tuvo una voz disidente, Rafael Fernández ha madurado una propuesta para mejorar la gestión de las mesas directivas en el país, tesis que expondrá esta semana en un seminario organizado por el programa académico Director?s College del Centro de Gobierno Corporativo de la Universidad Católica.

NO MENOS DE 20 horas de dedicación mensuales requiere un directorio en Chile, un número que fácilmente puede subir a las 40 horas si se trata de una empresa de mayor complejidad. Es el cálculo de Rafael Fernández, quien en 2012 hizo valer su opinión como independiente elegido con votos de las AFP en el directorio de Enersis, cuando su socia mayoritaria, la española Endesa, propuso un aumento de capital por cerca de US$8.000 millones, el que la multinacional pagaría con activos que tenía en América Latina.

La actuación de Fernández cambió el rumbo de la capitalización en el holding eléctrico y trajo de vuelta la discusión sobre el rol de los minoritarios en la gestión de una compañía con un controlador claro. Es un tema que el también director de Australis Seafood conoce en detalle, entre otras razones porque a lo largo de su trayectoria ha participado en otras mesas directivas, en algunas de ellas en representación de los dueños, como en Petrobras y en Edesur, ambas en Argentina. Parte de esa experiencia es la que expondrá este viernes 23 en el programa académico para altos ejecutivos Director's College del Centro de Gobierno Corporativo de la Universidad Católica.

En esa instancia quiere plantear un tema que hace muchos meses viene madurando: cómo cambiar la forma de trabajar de los directorios en Chile e introducir modificaciones tendientes a mejorar su actuación, introducir mejores prácticas y cautelar, entre otras cosas, no sólo los intereses de las empresas, sino también de los directores independientes, que en muchas de las decisiones que toman involucran un patrimonio que excede con creces el propio.

El año pasado, a propósito del caso Enersis, usted planteó la necesidad de repensar el rol de los directores independientes. ¿Aún piensa así?

Con el tiempo lo he madurado y estoy más convencido que antes. Lo que mostró la experiencia del año pasado es que hay dos tipos de directores independientes: involucrados y no involucrados, con los mismos derechos y obligaciones. Y no estoy de acuerdo con eso.

¿Por qué?

Porque el director independiente no involucrado no debe su reelección a nadie relacionado con la empresa, mientras el director independiente involucrado debe su reelección al accionista controlador. Hay cosas que no me parecen. Por ejemplo, que la ley permita que un comité de directores esté integrado por directores independientes involucrados. No me parece conveniente.

¿El inconveniente es la falta de independencia?

Me parece que es mejor que la mayoría de un comité de directores esté integrado por directores no involucrados. Además, creo que la elección de presidente del comité requiere del voto positivo de los directores independientes no involucrados, al igual que el secretario de acta.

¿Esos temas son más relevantes en un mercado como el chileno, donde las empresas, en general, tienen un controlador claro?

No. Mi preocupación no es el controlador. Tengo un gran respeto por los accionistas controladores, hacen un tremendo aporte al país y corren muchos riesgos con inversiones importantes. Mi preocupación es que todos los accionistas sientan que las cosas se manejan bien.

¿A raíz de Enersis, se puso en la palestra la mayor independencia de los directores independientes dentro de un directorio?

No sé si se marcó una referencia. Lo que sí sé es que fue muy público y eso lleva a la gente a pensar y a generar opinión.

Mejorar asesorías y seguro

¿Qué se puede perfeccionar?

Siempre las cosas evolucionan. El mundo no es estático y, por ende, las cosas requieren ir adaptándose. En la junta extraordinaria de Enersis, por ejemplo, dije que no era conveniente que los ADRs delegaran sus votos en el controlador, en una operación relacionada. Finalmente no se hizo, pero esa posibilidad existe. Cosas así son factibles de mejorar.

¿En qué otro ámbito se requiere avanzar?

El acceso de los accionistas a las actas de directorio y de comité. Para cumplir la ley hoy basta que una empresa coloque un libro de actas y el accionista vaya a una dirección determinada a leerlo. Se requiere una modernización del acceso de los accionistas a las actas. Tener con tiempo la información también es un tema. Eso tampoco está reglado, queda a criterio del director. Otro punto es el temario de una reunión, que se puede modificar hasta en la misma reunión. Se debiera fijar un plazo para informar cuáles son los temas, y si hay acuerdo unánime del directorio, incorporar sobre la marcha algún tema que pueda ser urgente.

¿Cuáles son sus propuestas para apoyar más al director independiente en un directorio?

Hay un par de aspectos que se requiere mejorar. Por ejemplo, muchas veces se necesita asesoría legal, pero en el caso de un director independiente eso no se considera como gastos. Para mí, ese es un cambio legal posible.

Otra situación tiene que ver con el patrimonio, porque las decisiones que se toman exceden con largueza el patrimonio personal y no tenemos seguro. La legislación chilena prohíbe que las compañías chilenas tomen seguros que favorezcan a los propios directores. Ahora, el director independiente está solo en esto, tampoco tiene acceso a una póliza ante una eventual demanda. Me atrevería a proponer que a los directores independientes se les cargara a gastos una póliza de seguro que contraten con responsabilidad civil.

¿Las asesorías se han vuelto cada vez más relevantes?

Cuando la decisión sale en forma natural y el director logra entender bien un tema y no tiene demasiadas aristas, es mucho más fácil tomar la decisión sin recurrir a otras opiniones. Pero cuando las decisiones son complejas, con muchas aristas, o cuando hay decisiones diversas, se complica la situación. Ahí se necesitan asesorías.

¿Usted las ha requerido?

Sin duda. Hay situaciones que te hace necesitarlas, por eso hay que formalizar el tema. Estas asesorías son solicitadas por los directores y todos tenemos un amigo con quien consultar, alguien muy cercano que guarda el secreto profesional sobre el tema discutido.

¿El año pasado, a propósito del aumento de capital de Enersis, tuvo que recurrir a asesorías?

Abusé de mis amigos abogados.

Mayores exigencias

El rol de los minoritarios se viene discutiendo desde la operación Chispas, a fines de los 90...

Se tomó conciencia de la necesidad de mejorar los gobiernos corporativos. Cada cierto tiempo las cosas tienen que ir mejorando, nada es estático y el mundo de los negocios es cada vez más complejo e interrelacionado. Es cosa de mirar las empresas, que tienen inversiones por todos lados. Ahora se analiza a México y a Brasil, países que antes se miraban muy poco, y Colombia, que antes era impensable. Hoy, la mayoría de las empresas chilenas importantes busca tener una posición ahí.

Por lo tanto, ¿los directores tienen mayor exigencias?

Por supuesto, porque tienen una complejidad mayor y tienen una diversificación importante. Ahora hay que entender muchas cosas, la diversidad cultural, legal, la forma de hacer negocios. Es todo muy distinto. Cuando antes se trabajaba solamente en Chile, había que entender la cultura chilena y moverse de acuerdo a la legislación chilena. Ahora nos enfrentamos a diversos países y hay que tratar de entender diversas culturas, diversas legislaciones y diversas formas de pensar. Muchas veces las soluciones en un lugar son distintas a las de otro, en circunstancias que el problema que uno percibe es el mismo.

¿Lo recomendable es no multiplicarse en tantos directorios?

Eso depende de la empresa. Hay directorios que son más sencillos en compañías que son de menor complejidad, como hay también directorios que son más complejos, como Enersis, por ejemplo.

Nunca estás menos de 20 horas al mes, y 40 horas en una empresa un poco más compleja, sin duda.

¿Sería bueno llegar a un consenso para limitar el ingreso a los directorios?

Es que son muy diversos los requerimientos que da una empresa. Depende de cada compañía y también de su situación. En Enersis, por ejemplo, durante meses exigió bastante más de 40 horas al mes. Pero se trata de situaciones puntuales. La gente sabe hasta dónde puede y hoy día, con las exigencias legales -como la exposición patrimonial que tienes-, la gente se cuida bien y toma estas cosas con mucha conciencia.

¿Casos La Polar o el aumento de capital de Enersis han acelerado estos procesos?

Han puesto en la discusión pública la necesidad de que estos temas se analicen, sin ninguna duda.

¿Cómo funciona la autorregulación en este tema?

De eso estamos hablando. Cuando no funciona, la autoridad debería intervenir de distinta formas. Una de las formas en que intervino el año pasado fue con una norma de carácter general. Es una forma de actuar de la autoridad que puso urgencia a un tema transversal.

¿Las empresas hoy, como Enersis, han avanzando más allá de lo dicho por la autoridad?

Las cosas que parecen sensatas o que son una necesidad, uno las discute para tratar de adaptarlas y tratar de generar consensos para llevarlas a cabo.