Los académicos de Derecho UC recibieron este galardón, junto a otros profesores de la Universidad, por su labor, por la formación integral de los alumnos y por su espíritu de servicio.

En la Ceremonia de Inauguración del Año Académico 2023, liderada por el rector Ignacio Sánchez, la Universidad Católica entregó el Premio de Reconocimiento a la Excelencia Docente a los profesores de Derecho UC Jaime Castillo y Felipe Widow.

El galardón se entregó en el marco de una premiación que incluyó, en total, a 34 académicos UC de distintas facultades. Todos ellos recibieron el Premio de Reconocimiento a la Excelencia Docente, que se entrega a los profesores que destacan por su labor, por la formación integral de los alumnos y por su espíritu de servicio.

Al respecto, los dos profesores de nuestra Facultad reconocidos en la ceremonia entregaron sus impresiones.

“Corresponde agradecer profunda y humildemente a la Universidad y a la Facultad de Derecho por la invaluable oportunidad que me han brindado todo este tiempo para intentar encontrar a través de la enseñanza un camino hacia Dios, origen y destino de todo”, dijo Jaime Castillo.

“Este premio representa una enorme responsabilidad y una invitación a renovar el permanente compromiso de seguir avanzando y profundizando en la misión de nuestra Facultad, orientada en forma ineludible hacia la generación de profesionales de excelencia en el ámbito jurídico, pero, por sobre todo, en la formación de ‘personas íntegras que, inspiradas en los principios cristianos, estén dispuestas a vivir el ejercicio profesional en una dimensión de servicio a las personas y a la sociedad’, objetivos que perfectamente se pueden amalgamar de excepcional modo en la enseñanza clínica del Derecho, que corresponde al ámbito docente en el que me he desempeñado por más de 20 años”, agregó.

Felipe Widow, en tanto, sostuvo que “la docencia universitaria es uno de los más bellos oficios que se pueda tener, a la vez que de los más difíciles; bello, porque consiste en unificar el amor a la verdad con el amor al alumno, de modo que todo se oriente a mover al alumno al bien de la verdad; difícil, sin embargo, porque la verdad que comunicamos no nos pertenece, y nos exige fidelidad a ella y, al mismo tiempo, creatividad en la comunicación, para que sea fecunda”.

En ese sentido, comentó que “de aquí que un premio que reconoce la docencia sea especialmente gratificante para el profesor, que vive en la permanente y natural tensión de aquella exigencia”.