“Me toca participar de muchas reuniones con astrónomos y astrofísicos, donde soy la única no astrónoma, lo que ha sido bastante desafiante”, dice la exalumna de Derecho UC Catalina Margulis, secretaria corporativa del Observatorio ALMA.
De trabajar para el Fondo Monetario Internacional (FMI), asesorando a bancos centrales en materia de autonomía, la abogada de la UC Catalina Margulis dio un cambio trascendental en su carrera, transformándose en la secretaria corporativa del Observatorio ALMA.
Asegura que este desafío llegó a su vida de manera inesperada. Luego de cuatro años en el FMI, llegó a trabajar al mundo de la astronomía, asumiendo un desafío clave en el que hasta el momento es no sólo el radiotelescopio más grande del mundo, sino que el mayor proyecto astronómico que existe en el planeta.
La exestudiante de Derecho UC debe viajar, cada cierto tiempo, hasta el desierto de Atacama, al igual que a Japón, Alemania y Estados Unidos, como parte de sus labores bajo el cargo de secretaria corporativa del observatorio.
Hace poco, además, fue destacada en el ranking 100 mujeres líderes, de El Mercurio y Mujeres Empresarias, en la categoría “profesionales, académicas e investigadoras”. Por eso, en Derecho UC conversamos con ella para reconstruir parte de su trayectoria y de su paso por nuestra Facultad.
¿Te imaginaste alguna vez que al estudiar Derecho podrías llegar a trabajar en algo como la astronomía?
La verdad es que no. Pese a que sabía que el campo laboral de los abogados es bastante amplio, jamás se me pasó por la mente que iba a trabajar en algo tan diferente como astronomía en ALMA, que es el observatorio radioastronómico más grande y más potente del mundo.
¿Cómo visualizabas en la época de estudiante tu futuro profesional? ¿En qué creías que te podías desempeñar?
En mi época de estudiante universitaria siempre quise trabajar en un estudio de abogados grande, ya fuera en el área de judicial como abogada litigante o en el área tributaria. Mis inicios laborales fueron en el equipo de judicial/derecho administrativo en Barros & Errázuriz, donde estuve algunos años.
¿Qué recuerdos tienes de tus estudios en Derecho UC?
Tengo grabado el primer día de clases, donde conocí a algunos de quienes serían mis amigos hasta el día de hoy. Me acuerdo especialmente de las clases de Derecho Procesal de Nicolás Luco, que eran muy entretenidas y especialmente desafiantes, y que, de alguna manera reafirmaron mi interés en esa época de ser abogada litigante. También me quedaron muy grabadas las clases de Fundamentos Filosóficos del Derecho y de Derecho Natural, de Alejandro Miranda y Felipe Schwember, ya que eran profesores muy jóvenes que hicieron digerible y entendible esa materia, que es bastante abstracta. Una anécdota que no se me olvida es que en plena clase de Constitucional de José Luis Cea -presidente del Tribunal Constitucional en aquella época- entra su secretaria a la sala para pasarle un llamado muy importante. El profesor vuelve luego de unos minutos y toda la sala quedó en shock cuando nos dice: “Perdón la interrupción, era la Presidenta de la República”. Es ahí cuando me doy cuenta del tremendo privilegio que estaba viviendo al poder aprender de tremendos profesores y profesionales. Me acuerdo también de los nervios que sentía antes de las pruebas orales. Por otro lado, me encantaba la semana de San Alfonso, que, además, siempre coincidía con mi cumpleaños, porque nos uníamos como generación para pasarlo bien participando en distintas actividades y tomarnos un descanso de los estudios. Tengo también buenos recuerdos de los varios trabajos y misiones de Semana Santa y de Invierno en que participé.
¿Hay alguna enseñanza o aprendizaje que te haya marcado como persona y como profesional?
Cuando estaba en la Universidad fui parte del comité organizador del encuentro “Jóvenes Camino al Bicentenario”. Algo que me marcó fue la oportunidad que se les dio a los estudiantes de compartir ideas, en igualdad de condiciones, con reconocidos académicos y personalidades políticas. Fue en ese encuentro en que le tomé el peso a lo enriquecedor que resulta tener instancias de diálogo intergeneracional, no sólo en la parte profesional, sino que también en la vida personal.
Y hoy, ¿cuál es tu labor en el observatorio ALMA?
Soy la secretaria corporativa del observatorio, incluyendo el directorio, el Equipo de Administración de ALMA Internacional y de varios órganos subsidiarios. Además, soy miembro del grupo de Administración de ALMA Chile, que está a cargo de los asuntos estratégicos de la institución a nivel nacional.
¿Cómo es tu día a día?
El día a día es bastante variado. Me toca, por ejemplo, planear y organizar las reuniones del directorio, asistir a reuniones con el Equipo de Administración de ALMA Internacional y ayudarlos en el proceso de toma de decisiones, redactar actas y viajar tanto al sitio de ALMA cerca de San Pedro de Atacama como a las oficinas de nuestros socios, que se encuentran en Alemania, Estados Unidos y Japón.
¿A qué desafíos te enfrentas en ese trabajo?
El primer desafío ha sido enfrentarme a un mundo que me era completamente desconocido. Tuve que aprender acerca de los aspectos técnicos de cómo funciona un radiotelescopio desde cero y sin ningún conocimiento previo. En mi rol de secretaria corporativa me toca participar de muchas reuniones con astrónomos y astrofísicos, donde soy la única no astrónoma, lo que ha sido bastante desafiante. Sin embargo, el no ser astrónoma me da la ventaja de tener una mirada externa, que es clave para ayudarlos en el proceso de toma de decisiones durante dichas reuniones. Por otro lado, la estructura organizacional de ALMA, que involucra entidades de distintos países, diversos órganos de toma de decisiones y equipos multidisciplinarios trabajando en distintas zonas horarias, es extremadamente compleja. Manejar dichas relaciones es otro de los desafíos a los que me tengo que enfrentar. Y es, sin duda, un aspecto muy gratificante de mi trabajo.
¿Y por qué crees que terminaste siendo reconocida en el ranking 100 mujeres líderes?
Yo creo que salí elegida en la categoría de “profesionales” porque he hecho una carrera que es bastante atípica y poco común para una abogada, trabajando en áreas tan distintas como la política monetaria y la radioastronomía. Sumado a lo anterior, creo que el componente internacional de mi carrera, tanto en ALMA como en el Fondo Monetario Internacional contribuyeron a dicho reconocimiento.