Por: Arturo Tagle Quiroz, Presidente BancoEstado
Guillermo Tagle Castillo (1931-2018), abogado de profesión, banquero, e incansable trabajador por la construcción del Reino de Dios en la tierra. Hijo de Jorge Tagle Bennett y Raquel Castillo Astaburuaga. Bautizado Guillermo Alberto por sus dos abuelos, fue educado en la fe por su madre y su padre y luego por los padres del Liceo Alemán, donde cursó toda su escolaridad. De 17 años llegó a la Facultad de Derecho de la Universidad Católica, recibiendo su título en el año 1955. En sus años universitarios conoció el Movimiento de Schoenstatt, integrando el grupo fundador de la juventud masculina de ese movimiento en Chile. Contagiado por el entusiasmo y la pedagogía del sacerdote alemán José Kentenich, fundador de Schoenstatt, junto a otros jóvenes aceptó el reto de transformar el mundo desde adentro de la iglesia, misión que aplicó en todos los ámbitos en que se desenvolvió. En esos años conoció a María Cristina Quiroz Martin, quien sería su esposa desde 1955 y con quien tendría a una hija y ocho hijos.
Inició el ejercicio de su profesión como procurador del parlamentario Víctor García Garzena, para luego integrarse al estudio jurídico de Luis Varas. En 1955 se incorporó como abogado del Banco de Chile. Hizo una carrera en la Fiscalía de ese banco, llegando a ser su abogado jefe y fiscal interino desde enero de 1983. En todos esos años, ganó prestigio y reconocimiento como abogado experto en materias bancarias y comerciales. En el año 1983, estando el banco intervenido, la Superintendencia de Bancos lo designa administrador provisional adjunto, con la misión de recapitalizar y sanear el banco preparándolo para su reprivatización. En 1987, terminado ese proceso, los nuevos accionistas del Banco de Chile lo eligieron vicepresidente del directorio, ocupando esa posición hasta 1996, siendo luego director hasta 1999. Fue Presidente de Banchile Fondos Mutuos y por más de diez años Vicepresidente de Leasing Andino. En sus 45 años en el Banco dejó huella como un ejecutivo preocupado del desarrollo de las personas de todos los niveles de la organización, ganándose la admiración y el aprecio de todos los trabajadores. Tempranamente los trabajadores lo habían elegido representante en lo que se llamaba en ese entonces el Comité de Empresa y luego vicepresidente de la Asociación de Funcionarios. Promovió incesantemente el desarrollo de condiciones para compatibilizar trabajo y familia. Fue el promotor del oratorio de la empresa, que luego se transformaría en la capilla del Banco. Son muchos los empresarios que recuerdan que –con ojo de buen banquero–Guillermo Tagle les dio el respaldo que les permitió salir de la crisis económica de los 80. Sus sellos en el trabajo fueron sencillez, honestidad, y disposición a escuchar y dar consejos directos, sin rodeos. En los últimos años en que ejercicio su profesión se integró al estudio Tagle, Cifuentes, oficina de abogados de la cual su hijo Alfredo es socio fundador.
En su misión de evangelizar y promover la imitación de Cristo en todos los aspectos de la vida no le bastó el del trabajo. Muchos años fue colaborador junto a su esposa de la Parroquia San Vicente de Paul, formando a matrimonios y jóvenes. Más más de un centenar de parejas recibieron sus charlas de preparación al matrimonio. Conferencista para padres en colegios de todo Santiago. Integrante de la Unión Social de Empresarios Cristianos. En 1982, el Arzobispado de Santiago lo designa para presidir, junto a María Cristina, la Comisión Nacional de la Familia. Desde allí, instauran la Semana de la Familia, preparando pautas de trabajo y de oración. Por sobre todo, su misión de evangelizar la aterrizó en el plano de los colegios. Fue presidente del Centro de Padres del Colegio Saint Gaspar e integró la Federación de Apoderados de Colegios Católicos en los convulsionados comienzos de los años 70. En ese colegio convencieron a los padres de Preciosa Sangre a establecer la Comunidad Escolar, en la que los padres de familia jugaban un rol clave en el proceso educativo y en la cual se integraba con igual importancia a profesores, padres y administrativos. Su fama trasciende y cuando algunos hijos ingresan al Colegio del Verbo Divino el rector de la época les pide organizar la pastoral de apoderados de ese colegio. Allí crean los Grupos de Reflexión, institución que se exporta luego a otros colegios. Cuando todos sus hijos egresan del colegio, junto a un grupo de amigos deciden fundar los colegios Monte Tabor y Nazaret, para formar líderes bajo la línea pedagógica del Movimiento Apostólico de Schoenstatt. Guillermo preside su directorio desde su formación por más de 20 años, permaneciendo luego como su presidente honorario vitalicio.
De sus nueve hijos, cuatro siguieron sus pasos y se titularon como abogados de la Universidad Católica, Teresita, actualmente profesora de derecho laboral en la Facultad, Alfredo, Juan y José. Cuatro de sus hijos, Guillermo, Arturo, Eduardo y Pablo se titularon como ingenieros comerciales, tres de ellos en la UC, y Pedro obtuvo su título de la Escuela de Ingeniería de la misma universidad.
Sin duda Guillermo Tagle Castillo será recordado como un abogado de excelencia, pero también por haber sido una persona de una gran sensibilidad social. Dedicó tiempo y energía a los más pobres, particularmente trabajando por la dignidad de las personas que vivían en poblaciones marginales cercanas a su casa en la comuna de La Florida, donde vivió desde 1959 hasta su muerte. Los nueve hijos y cuarenta y cuatro nietos asumen la misión de seguir su ejemplo y difundir su legado.