La Segunda

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El recurso que ocupó el mecánico Miguel Ojeda, al que los tribunales le entregaron una concesión minera de 57 hectáreas exactamente debajo del centro de Puerto Montt y quien ahora tiene detenida la construcción de una fuente de agua en la superficie, no es algo poco frecuente, según explica el profesor de la Universidad Católica y especialista en Derecho Minero, Winston Alburquenque.

Por eso, los propietarios de grandes predios suelen prevenir y solicitan ante los juzgados civiles una concesión minera —de exploración o explotación— sin importar si alguna vez la harán efectiva. La idea es mantenerla para impedir que alguien se ponga en el subsuelo de su propiedad, y para ello solo tienen que pagar una cuota anual en marzo. Según el simulador de Sernageomin, una concesión de exploración de 10 hectáreas puede costar algo más de $6 mil cada año.

Esto explica la existencia cuando menos de once concesiones mineras en la zona oriente de Santiago, ubicadas en torno a los cerros San Cristóbal, Manquehue, Alvarado y la parte alta de Las Condes. Sus compradores se resguardan para que nadie los complique cuando quieran construir. Eso, porque, recuerda Alburquenque, 'cualquier persona puede pedir la concesión'. Él mismo la solicitó a nombre de un gran propietario en la zona de San Miguel y La Cisterna para resguardarlo. Si alguien ajeno a la propiedad se adelanta y le entregan una concesión, 'puede entablar una denuncia de obra nueva, que paraliza cualquier construcción en la superficie. Esta una acción que viene del siglo XIX'.

Según explica, quien utiliza este tipo de avivada ante un juez argumenta que la construcción en superficie resulta 'peligrosa' y 'el tribunal lo primero que hace es paralizarla'.

El abogado recuerda que dicho mecanismo fue ocupado cuando se estaba construyendo el Radial Nororiente y también durante las faenas del Parque Eólico de Taltal. 'Es una mala práctica. En general, los tribunales rechazan las denuncias, pero mientras tanto pueden pasar meses. Mediante este artilugio algunos tratan de conseguir dinero con los dueños en la superficie'. Y la treta se facilita, pues, explica, esas concesiones se piden en coordenadas. 'Es un mundo virtual y no hay cómo cruzar eso con la realidad de un juez', concluye.

Parte alta de Las Condes

De acuerdo con el catastro minero, en esta parte hay dos concesiones mineras. San Carlos B, de 100 hectáreas, fue inscrita por el abogado Diego Marín y se encuentra en trámite. La otra es Perry 1/42, de 252 hectáreas, de Inmobiliaria Los Silos III.

Cerro Alvarado

Las tres que figuran en el límite entre Vitacura y Lo Barnechea están inscritas a nombre de inmobiliarias. Dos —El Milagro 1/22 de 77 hectáreas y Cerro Alvarado de 200 hectáreas— son de Agrícola e Inmobiliaria Alto Oriente. La tercera —Alvarado 1/11 de 11 hectáreas— es de Inmobiliaria Vista La Dehesa.

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