Se trata de Trinidad Hurtado y Yael Schwartstein, jefas generales de los Trabajos San Alberto 2021, quienes sorteando todos los obstáculos y cumpliendo los protocolos COVID, lograron la meta y entregaron una vivienda definitiva a siete familias de Monte Patria (Coquimbo) sin ningún contagio por coronavirus.

El 2020 el mundo quedó paralizado con la irrupción de un extraño virus que ha cobrado hasta la fecha millones de muertes a nivel mundial. Chile no estuvo ajeno a este incierto panorama, viéndose afectadas las actividades académicas y también aquellas de tipo social, como lo son los tradicionales Trabajos San Alberto, los que también debieron suspenderse producto de la crisis sanitaria.

A pesar de que las esperanzas estuvieron puestas en la rápida elaboración de una vacuna y su masiva difusión en la población, el 2021 no se veía muy auspicioso para desarrollar los TSA. Sin embargo, las jefas generales, Trinidad Hurtado y Yael Schwartstein, ambas alumnas de cuarto año, no las detuvo la pandemia y se propusieron cumplir con el compromiso adquirido con un grupo de familias de Monte Patria un año antes: entregarles una vivienda definitiva para que puedan vivir con dignidad.

“Con el COVID y la pandemia hubo muchos obstáculos en el camino, pero como equipo pudimos sobrellevarlo. Nos fuimos adaptando, flexibilizando, con muchos protocolos, de la manera más segura y rezando harto a Dios y teniendo mucha fe, pudimos llevar a cabo los trabajos en las vacaciones de invierno”, afirmó Trinidad.

“Para nosotras y el equipo fue muy satisfactorio haber cumplido la meta. Teníamos un compromiso importantísimo con las familias de allá, a las que conocíamos hace más de un año. De verdad queríamos hacer lo imposible para poder lograr nuestro objetivo que era que las familias pudieran tener un hogar definitivo y lo logramos”, señaló Yael muy contenta y orgullosa de todo el equipo organizador y de los alumnos que participaron en los TSA 2021 y que hicieron posible darles la alegría de tener un hogar a las familias de Monte Patria.

Respecto de esta elección dentro de los Jóvenes Líderes, ambas estudiantes afirmaron que es un reconocimiento que no esperaban. “En general, uno participa en estas cosas por ganas de ayudar a otros, por cariño a un proyecto o por entrega y de repente descoloca un poco este reconocimiento público, pero a la vez da mucha felicidad y orgullo por el trabajo realizado a lo largo de los años con tanto cariño”, dijo Trinidad, mientras que Yael relevó que este reconocimiento es también una forma de “consagrar y ser la cara visible de todo el trabajo que hay detrás. Este es un reconocimiento no solo a nosotras, sino que a todo un equipo que nos estuvo acompañando por más de dos años”.

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